La desaparición de la página del umbo ha supuesto un nuevo desastre informático (y por cierto que esta misma está amenazada por mensajes ininteligibles de gúguel). Como consuelo, acaba de reaparecer el boletín de Soapbox, y con cuatro entregas, que corresponden a los números 227-230.
Retorno de "Soapbox"
Lautrémont años 60 (1)
Gabriel Derkevorkian, La cámara mortuoria de Isisdore Ducasse, 1965 |
Lautréamont años 60 (2)
"Infosurr", 164
Este nuevo número de Infosurr abunda en colaboraciones de Heribert Becker, nada menos que cuatro, dedicadas a exposiciones en Alemania e Italia: Arp, Ernst, "Mundos surreales" y "Surrealismo y magia".
Entre los libros novedosos, destaquemos una monografía de Oscar Mellor por Desmond Morris em Dark Window Press y la vuelta de Alain Roussel a un escrito antiguo (Arachné).
En publicaciones periódicas, hay reseñas de Des pays habitables (cuyo número 6 incluye un homenaje a Jean Suquet, y que ya va por su número 8) y de S (boletín del grupo de Leeds, número 5, en este caso con un homenaje a Toyen).
Las semblanzas de figuras desaparecidas son de Renée Demester (1927-2022) y Charles Radcliffe (1941-2021). La primera fue una amiga de los surrealistas belgas y colaboradora de Phases, que acabó en los páramos de la abstracción tras hacer collages y cuadros figurativos, aparte, en 1964, la escultura Maldoror. Pero sobre todo es la belleza que aparece en la memorable fotografía que le consagró Marcel Mariën, junto a la tumba de Baudelaire:
Actualidad de Baudelaire, 1966 |
"Once Upon a Tomorrow", 8
El octavo boletín de Un Tro Yfory,,,, correspondiente a enero de 2024, puede verse en el enlace acostumbrado, junto a todos los anteriores.
John Richardson, Akasha Suite, 1, 2017 |
André Breton, un muchacho malo
La historia es bastante conocida. El 24 de julio de 1952, André Breton visita la gruta prehistórica de Cabrerets y pasa el dedo por una figura de la "capilla de los mamuts", que, al no tener calcificaciones, le parece sospechosa. El guía lo recrimina y denuncia, tratándose, para más inri, de un diputado del Lot marido de la fulana que tenía la concesión de explotación de la gruta, en fin, un político tan prepotente, asqueroso y sinvergüenza como todos los actuales y todos los de cualquier época. En octubre, el boletín de la sociedad prehistórica francesa denuncia la explotación turística de las grutas, mientras un viejo cura apedillado Breuil pide un castigo ejemplar para "los muchachos malos como M. André Breton".
El Tribunal Correccional cita a Breton en noviembre de 1953. Una semana antes, una serie de intelectuales (entre los cuales nada menos que Jean Paulhan, André Malraux, Julien Gracq, Albert Camus, Jules Romains, René Char, Claude Lévi-Strauss, Raymond Queneau, Pierre Mac Orlsn, Gaston Bachelard y François Mauriac) hace saber al magistrado su apoyo a André Breton y reclama la constitución de una comisión nacional que verificara la autenticidad de las pinturas rupestres y controlara las condiciones de su presentación. Pues bien: Breton recibe un castigo desmesurado, aparte el carácter cómico del franco que tiene que pagarle a la comunidad y del que tiene que pagarle al estado: 5.000 francos de multa y 1000.000 por daños a la nota que explotaba la gruta.
Xesús González Gómez, siempre incansable en sus pesquisas por las hemerotecas digitales, acaba de localizar este impagable documento en que Le Figaro Littéraire del 21 de noviembre de 1953 se hace eco gráfico del juicio a Breton:
Cádiz, 2013-2021
Aquí tenemos un valioso documento en que se da cuenta de todas las exposiciones callejeras que, de modo siempre anónimo, se celebraron en Cádiz entre 2013 y 2021. No tuvieron, por supuesto, comisario ni comisaria al uso, sino un auspiciador cuya labor estupenda y generosa celebramos hoy con la publicación de su última entrega, grata a todos los que amamos el mundo vegetal.
"Dreamdew", 35
Lautréamont años 70
Lautréamont y el surrealismo (11)
En anteriores entregas hemos dado cuenta de algunos hitos y rarezas que conforman el relato por hacer de la entente Lautréamont-surrealismo. No es nuestro afán ser exhaustivos, todo no puede estar, por olvido o por desconocimiento, y en ocasiones iremos haciendo añadidos, como hace poco las referencias al estudio Maldoror de Marcel Jean y Arpad Mezei (1946) o a la serie de dibujos de Toyen Cache-toi, guerre! (1944).
A partir de 1980 damos datos algo deslavazados. El primero tiene que ver con piezas a las que no hemos podido tener acceso. En efecto, es una pena que Mário Cesariny, en el catálogo de la exposición surrealista internacional celebrada en Lisboa en 1984, no reprodujera un collage de Gérard Legrand titulado Suplemento a los viajes de Maldoror, porque yo no tengo noticia de que pueda verse en ninguna otra publicación. Al año siguiente, en Berlín Este, Maximilian Barck fundaba la asociación de escritores y artistas independiente Maldoror, y aún en 1989 inauguraba las Ediciones Maldoror.
En 1990, Rik Lina hace su segundo homenaje a Maldoror, al que sucederá otro en 2000:
Ludwig Zeller, en 1992, compone su collage Homenaje a Maldoror:
"Caça e Pesca", 7
Entre las publicaciones cercanas al surrealismo, esta de Curitiba es una de las más ricas y dinámicas. Al celebrar su primer aniversario, se presenta con mayor vistosidad que nunca, y añade suelto un avión de papel con los "aviasueños" de Marceli Mengarda. Destaquemos como siempre las intervenciones de Natan Schäfer y Jasmina Schmidt, y además la traducción de un ensayo de Carl-Michael Edenborg aparecido ya hace años en el número 2 de la revista del Grupo Surrealista de Estocolmo El hombre de la calle, un artículo muy incisivo de Juan Carlos Otaño, dos sueños con un collage de Benjamín Rivera-Meza y, en la página de cierre, la presencia de Dan Stanciu y Sasha Vlad con su sentido tan peculiar de lo maravilloso. Natan Schäfer hace también una reivindicación merecida de César Aira, cuya proximidad al surrealismo no debiera soslayarse.
B. Rivera-Meza, collage de la serie El ángel sodomizado, 2022 |
Marianne van Hirtum, por Patrick Négrier
Marianne van Hirtum (1ª fila, segunda por la derecha), en el desierto de Retz con el grupo surrealista, 1960 |
Hirtum, poète surréaliste ya fue anunciado aquí, y aunque la información que nos llegaba dDesde el título del primer capítulo, vemos que no se ha intentado la operación habitual de aminorar el surrealismo de la figura estudiada: "Hirtum, una auténtica surrealista". Como tal es estudiada, a partir de su actitud de revuelta integral, de su capacidad de decir NO, consecuente a sus "posturas frente a las pruebas de la vida", título del capítulo siguiente. El cuarto lleva por título "Hirtum exégeta implícita de Lautréamont", que nos vuelve a situar en nuestras recientes preocupaciones ducassianas. Pero es en el capítulo sexto donde nos acechaba una verdadera sorpresa. Al tratar de la política y la poética en Hirtum, se califica su postura como la de un "individualismo anarquista garantizador de una libertad salutífera", individualismo libre que la alejaba de todo gregarismo, de "toda pertenencia ilusoria a una sociabilidad", pero apresurándose Patrick Négrier a aclarar (remitiendo al ensayo de Vratislav Effenberger "El individuo y el grupo") que ello no se contradice con su pertenecia duradera a la colectividad surrealista, ya que a lo que ella se negaba (a diferencia incluso de no pocos surrealistas) era a dejarse engañar por las cantinelas del mañana y de sus luchas sociales, a ese Futuro que no es otra cosa que el tiempo de la Muerte, o dicho con Jean-Louis Bédouin, en cuya cita mía favorita de la cuestión de la Utopía se apoya Patrick Négrier: "Somos utopistas; pero nuestra utopía es la vida, la vida inmediata, la vida que se descubre en su plenitud, aquí y ahora". ¿Y la sorpresa? La sorpresa está en que nuestro ensayista, al comparar las preocupaciones políticas de la época de Hirtum y las actuales se insurge ardiente y lúcidamente contra el actual mundialismo económico y su oligarquía del dinero, pasando revista en las páginas 120 y 121 a toda la peste contemporánea, a los continuos atropellos a los principios del "derecho natural" acontecidos por aquí (Occidente) desde la "pandemia" decretada por la siniestra OMS y en fin a todas las medidas que las élites financieras han ido imponiendo a sus títeres de los gobiernos occidentales y la complicidad de estos y de los llamados "medios de comunicación", que ya no son sino medios de transmisión e imposición de órdenes a los esclavos. Négrier se detiene en algunas aberraciones de su país, pero su análisis es aplicable al resto de los países. Y si se podrían discutir algunas de las respuestas que él baraja, difícilmente el retrato que hace de la época actual, en que hemos asistido de paso a la debacle de la propia inteligencia revolucionaria, que en paz descanse.
En este orden de cosas, Patrick Négrier hace unas puntualizaciones acertadas a la ilusión en que cayó el propio Breton con aquella pifia de Garry Davis y la "constitución de los Estados Unidos del Mundo", y lo hace ensarbolando las armas de la poesía y la libertad como contrapartida cara a las dictaduras políticas, que han pisoteado hasta las más nimias "libertades", sin grandes repulsas, apoyadas en su fascismo sanitario y últimamente su fascismo climático. Que en todos lados gobiernan criminales, señores, no se olviden de esta verdad elemental.
Uno de los capítulos más interesantes de este libro es el octavo, donde se estudia el arte poética de nuestra surrealista a través del Diálogo entre cocodrilo y sol, texto fascinante, aunque todos los suyos lo sean. Y Patrick Négrier nos brinda, a la vez que estudia las ideas objetivas de la escritora, un ensayo magistral sobre la propia poesía como fenómeno irreductible. Este libro ofrece más de lo que promete y va mucho más allá de su título.
El capítulo noveno, a la vez que subraya la importancia de su cercanía al pensamiento amerindio, estudia Proteus volens, uno de sus últimos escritos o "gritos", como así los llama Patrick Négrier, quien remata su breve conclusión general con estas palabras: "Marianne van Hirtum encarnó la esencia misma de la poesía en lo que la vida puede tener de duro, de terrible y de maravilloso a la vez".
Tras una cuidada y muy útil cronología, se reproducen algunas dedicatorias de Marianne van Hirtum a Patrick Négrier, demostrativas de lo estrecho de su amistad, a la que debemos algunas confidencias y detalles personales no meramente anecdóticos, o sea sustanciosos. Ella vivía en un piso de la Rue Delambre, por la que yo pasé accidentalmente la tercera y última vez que estuve en París, hará unos veinte años (prometí no volver jamás), encontrándome por fuera del Hotel Delambre la siguiente placa, y es que allí estaba el Hotel des Grands Hommes donde Breton y Soupault escribieron Les champs magnétiques; vivía pues ella en la misma calle (y muy cerca, ya que su número era el 1 y el del hotel el 35) donde nació la escritura automática y por tanto el propio surrealismo:
Lautréamont y el surrealismo (y 12)
David Martí, Las entrañas de Maldoror |
Jean-Claude Silbermann,"El plagio es necesario" |
De Lautréamont a Jarry
Cerrado el ciclo de Lautréamont, pasamos en un par de días al de Jarry. En el de Lautréamont hemos añadido un dato importante: la edición de 1948 con prólogo de Julien Gracq (su "Lautréamont toujours"), remitiendo a la vez a su entrevista radiofónica de 1968.
A los tableros de Man Ray y Marcel Duchamp también seguimos añadiendo más piezas. Marcel Duchamp:
Jean Terrossian, Duchamp libre, 1974 |
Dream Helmet, n. 1, 1978 |
pierre d. la, Galería de personajes |
Man Ray:
Dream Helmet, n. 1, 1978 |
pierre d. la, Galería de personajes |
Alfred Jarry y el surrealismo (1)
Al igual que Lautréamont, Alfred Jarry ha sido una estrella fija del surrealismo, desde que André Breton lo llamara "el maestro de todos nosotros". En él encontró Breton (y todo el primer surrealismo en general) fuerzas para la resistencia contra la infamia todopoderosa. Y es precisamente a Breton a quien se debe no solo el punto de partida, sino los tres textos capitales sobre Jarry que podemos espigar en la historia del movimiento. En 1918 escribe su primer ensayo, recogido en Los pasos perdidos. Luego está su presencia en la Antología del humor negro (1940) y por fin "Alfred Jarry, iniciador e iluminador", en La llave de los campos (1951), a propósito de Jarry y las artes plásticas (en ese mismo año, se enfrentará a su ridícula recuperación cristiana radiofónica, con una campaña que orquestaría Benjamin Péret).
Estamos pues ante otra figura "incólume", Pero tan importantes en los orígenes jarryanos del surrealismo son Vaché y Théodore Fraenkel, quien hasta hablaba como los personajes de Jarry. El ensayo de Breton es una conferencia que fue seguida de la representación de Haldernablou y Ubú rey; en ese momento, Breton no conoce aún El amor absoluto, pero ha tenido acceso al manuscrito de Faustroll.
En 1918, el juego de las calificaciones (Littérature, n. 18) incluye a Jarry, que saca una buena nota media. Gabrielle Buffet le otorga un 20 (lo máximo), Fraenkel un 18, Soupault un 17, Éluard un 16, Aragon un 15 y Breton y Péret se quedan en un 14.
1923 es otro año clave. No tanto porque aparezca Faustroll con prefacio de Soupault, como porque pinta Max Ernst, que debe a sus amigos de París el descubrimiento de Jarry, el primero y uno de los mejores retratos de Ubú, no como rey sino como emperador, a la vez trompo y tonel, con cabellera verde y una bala como bigote, junto a su "gancho de phinanza":
Max Ernst, Ubu Imperator |
Giovanna (1934-2024)
Giovanna, Al servicio de la alacridad, 1976 |
Giovanna ha sido otra surrealista longeva, y que además siguió haciendo siempre una obra de una extraordinaria inventiva, tanto en el terreno plástico como en el literario.
Su comienzo en el surrealismo fue arrollador, pero para no repetirme remito a la nota que le dediqué en octubre de 2017, con motivo de la aparición de su libro de poemas y aforismos.
El sencillo homenaje que le dedicamos hoy se compone de los siguientes elementos:
1-3. Ensayo de Jean-Michel Goutier sobre sus figuras con la máquina de escribir, en el primer número de L'Archibras, 1967.
4. Todo queda dicho en la leyenda de la fotografía, número 2 de la misma revista, 1967.
5-8. José Pierre es autor de las mejores páginas sobre Giovanna, aquí en vena creativa. También en L'Archibras, número 6, 1968.
9-10. Mismo número de L'Archibras, acompañando la célebre imagen de La carta absoluta un capital ensayo de Radovan Ivsic, donde se expresan valoraciones definitivas sobre el fenómeno teatral contemporáneo.
11-15. El dosier del número 14-15 de Obliques sobre la mujer y el surrealismo, en 1977. Más José Pierre y de nuevo el ensayo de Goutier, pero con dos imágenes nuevas y sobre todo la fenomenal, antológica portada del número 2 de L'Archibras.
16-17. Una de sus colaboraciones en Ellébore. Esta es la del número 6, de 1982, con dibujo y poema..
18. Página de uno de los catálogos de Phases, movimiento del que formó parte.
19. Otra ilustración en Ellébore, número 4, 1980, para una recopilación del gran Maurice Blanchard.
20. Su caricatura de Benjamin Péret para uno de los libros principales sobre el amado surrealista, en 1982.
Giovanna está felizmente representada en la revista Pleine Marge (números 12, 20, 23, 31, 40 y 48), con aforismos, poemas, acrílicos, dibujos (algunos con el ordenador sustituyendo a la máquina de escribir), etc.; en el número 12 hay un ensayo de José Pierre, y en el 20 una serie de "aporismos" sobre Sade. No por el trabajo que me hubiera dado, sino porque acaso no guste a la asociación de Pleine Marge, no los he presentado aquí. Es de agradecer a Jacqueline Chénieux-Gendron que concediera cancha libre a Giovanna para que diera a conocer con regularidad en esa revista tan atenta al surrealismo sus creaciones tan poéticas y sorprendentes.
"La angustia de la página blanca es menos pura que la del cuadro negro."
Carótidas pervertidas, 1978 |
De Deus ex machina, 1977 |
Eros y Thanatos, "froissage", 1979 |
Migración clandestina, 1977 |
Self adhesive / Self matic, 1991 |
Alfred Jarry y el surrealismo (1932-1936)
Eugenio Castro (1959-2024)
Con Eugenio Castro desaparece la figura principal del grupo surrealista madrileño, que hizo resurgir el surrealismo en España en los años 80 para hacerlo llegar hasta nuestros días, de un modo combativo y siempre ligado al movimiento internacional. A Eugenio Castro me unió larga amistad, aunque su auge estuvo en los años 90, cuando yo pasaba por Madrid. Luego nos hacíamos llegar siempre nuestras publicaciones, con cálidas dedicatorias de las que, en esta hora de vuelta a sus escritos, destaco la de el gran boscoso... es eso, en 2017: "Para mi amigo Miguel, con la camaradería que vence los tiempos y la fatalidad". Ese mismo año se publicaba la antología Poemas del grupo surrealista de Madrid... y alrededores, donde, para mi sorpresa, se me incluía, como uno de los cuatro "aliados, parte de un caudal profundo –cada uno desde su singular aportación química, fraternal y en archipiélago–, para siempre inseparables de nuestra historia y nuestro devenir". Aunque yo viera aquí sobre todo su generosidad, no puedo limitarla a él, ya que sus amigos entrañables Lurdes Martínez, Javier Gálvez y José Manuel Rojo han formado el núcleo persistente del grupo, y la coherencia de su trayectoria se debe a los cuatro, funcionando prácticamente siempre como una inquebrantable unidad.
En 2013 le dediqué una larga semblanza, pero luego aparecieron otros libros e intervenciones suyas que yo iba reseñando. Doy los enlaces de las noticias que di de el gran boscoso... es eso en 2017, de Elocuencia de lo sepulto en 2019 y de Madrid rediviva en 2021, obras tan relevantes como H y La flor más azul del mundo. También reproduzco su entrada en la segunda edición de Caleidoscopio surrealista (a la que, obviamente, hay que añadir los tres títulos citados, ya que aparecieron con posterioridad) y el prólogo de Guy Girard a Reaparición de la isla misteriosa (Collages-secuencias de un film imaginario sin fin), acompañado de la nota inicial de Eugenio, y es que siempre me encantó su imaginación visual, de la que hay otras impactantes muestras en su serie de "gommages" y en las Tribulaciones de una calavera.
Como diría un indio cuervo (uno de esos indios cuervos tan admirables como él), Eugenio Castro, de quien me acuerdo ahora mismo deambulando juntos, hace una treintena de años, por los rincones de Madrid, "partió a hacer una larga visita”.
Gommage |
Las dos publicaciones centrales de Eugenio Castro han sido H (2006) y La flor más azul del mundo (2011). En estos libros, muy densos de contenido, hay textos nuevos y otros ya publicados, entre los cuales algunos señeros: “En la montaña del Torcal, sésamo multiplicado”, “H”, “La ciudad constelada”, “La región insomne”. Ambas obras no son una mera suma de textos, sino que poseen unidad, una unidad heterogénea y vinculante, a la que además se suma el hecho de enlazar una con otra estrechamente. En ellas, este teórico de la “desacción” y el “materialismo poético” indaga incansablemente las realidades del azar objetivo, de la poesía, de la exterioridad, de los objetos, etc.
Como poeta, hemos de citar Mal de confín (2005), La maga de la masturbación (2007) y El Gran Boscoso (2008). El Gran Boscoso, creación mítica, protagoniza tanto poemas como pinturas u objetos; es “anónimo” e “irrecuperable”, pariente del Capitán Nemo y análogo de Loplop.
En colaboración hay que resaltar el trabajo con Bruno Jacobs Las bellas hibernantes (en La Torre Magnética), “La lengua por venir”, con Vicente Gutiérrez y Noé Ortega, y “Las hijas de las pescadoras”, con los mismos más Bruno Jacobs (ambos en el n. 19-20 de Salamandra), y, con Javier Gálvez, La ciudad alucinada (en La Bella Cristalera), compuesto de 23 fotos con breves textos, en un trabajo indiferenciado.
Ligado al surrealismo internacional, Eugenio Castro ha colaborado en las revistas Analogon, Brumes Blondes, S.u.rr..., Stora Saltet, Farfoulas, Phosphor, Hydrolith. Se le debe también la traducción, para el lector español, de dos figuras del surrealismo fundamentales, pero muy mal conocidas: Joyce Mansour (Gritos, desgarraduras y Rapaces, 2009, además con el ensayo “Joyce Mansour: el grito y la carne consumados”) y Ghérasim Luca (El inventor del amor. La muerte muerta, 2007). En el volumen de la Fundación Granell sobre Philip West, le dedicó a su amigo una “navegación simbólica” (“La jirafa, Alicia y el explorador”); con él, en 1994, hizo Bound Angel, poema suyo con cinco dibujos del surrealista británico.
En 1993, Eugenio Castro respondía así a la encuesta sobre André Breton, debiendo como mínimo decirse que él ha sido uno de los más fieles y ardientes exponentes y defensores, en España, de la aventura lanzada al mundo por el poeta de L’amour fou:
“Solo a posteriori he podido darme cuenta que existía en mí una sensibilidad surrealista, es decir, a partir de la lectura de ciertas obras de Breton de las que Nadja ocupa el lugar preeminente, sin restar ni un ápice de influencia semejante a los textos «Lengua en las piedras» y «Signo ascendente». Es a través de Breton que tomo conciencia de esa sensibilidad que antes fluctuaba en mí de manera incontrolada. Por esta razón puedo afirmar que percibo en Breton la imagen de un oráculo al que voluntariamente retorno cuando necesito o deseo llevar a cabo una consulta. La mayor influencia espiritual recibida de André Breton es para mí una toma de conciencia sobre la necesidad irreversible de acabar con las categorías externas de división que se oponen a la realidad del deseo y a su satisfacción. Más concretamente: el acceso a ese punto del espíritu en el que las contradicciones cesen en su enfrentamiento. Reconozco en la conquista de este punto la ambición poética por mí perseguida, ambición que yo vinculo con una suerte de elemento natural (o hábitat) en el que se desenvolvería mi experiencia humana y poética.
Pero para que un reconocimiento de Breton sea completo de mi parte, debo llevar a cabo otro de mayor urgencia, sin el que lo anterior se vería sumamente debilitado. Hablo del talante moral e intelectual que recorre la figura de André Breton, que constituye, a mi juicio, en tanto que herencia, uno de los grandes retos para los intelectuales del siglo que se aproxima. Realmente poco se dirá sobre Breton si no se apela a su honestidad intelectual y humana y se la reivindica como un instrumento de irreductible libertad, al abrir una profunda grieta moral en la conciencia intelectual de nuestro siglo”.
"Ubú encadenado"
La intervención jarryana más importante del surrealismo tiene lugar en 1937, cuando se elabora el folleto Ubú encadenado, con motivo de la primera representación de esta pieza, por la Compañía del Diablo Escarlata del malogrado Sylvain Itkine. La sugerencia de escenificar esta obra que Jarry consideraba la "contrapartida" de Ubú rey, y donde nunca se pronuncia la palabra "merdre", fue de André Breton, los decorados los hizo Max Ernst y en el folleto intervienen, aparte Itkine y el propio Breton (cuyo artículo formaría luego parte de la Antología del humor negro), Gui Rosey, Georges Hugnet, Benjamin Péret, Pierre Mabille, Paul Éluard, Gilbert Lély, Henry Pastoreau, Léo Malet (¡definitivo su último párrafo!) y Maurice Heine, correspondiendo las ilustraciones, entre otros, a Picasso, Magritte, Paalen, Tanguy, Miró, Marcel Jean, Man Ray y Maurice Henry.
King's Magicians
Hace casi seis años recomendamos las películas del grupo King's Magicians. Ahora renovamos esa sugerencia, remitiendo a varios enlaces, que empiezan por su página y siguen con dos breves muestras (1, 2).
Logicofobismo
Carta de Sète
Man Ray / Duchamp, Lautréamont
Más adiciones a las entregas de Man Ray, Marcel Duchamp y Lautréamont. La de Man Ray se abre ahora con este retrato (acuarela, aguada y collage) de la sublime Kiki, datado en los años 20:
Jarry & Heisler, etc.
Jindrich Heisler es quien sitúa en el candelero dos obras de Jarry menos conocidas que sus ubús: El Supermacho y La Dragona. En1943 hace este fotomontaje, El Supermacho, generalmente reproducido sin color:
Es lamentabilísimo que del proyecto de versión fílmica de El Supermacho solo hayan sobrevivido estos dos fotomontajes: