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Channel: Surrealismo Internacional

Retorno de "Soapbox"

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La desaparición de la página del umbo ha supuesto un nuevo desastre informático (y por cierto que esta misma está amenazada por mensajes ininteligibles de gúguel). Como consuelo, acaba de reaparecer el boletín de Soapbox, y con cuatro entregas, que corresponden a los números 227-230.


Lautrémont años 60 (1)

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La década maldororiana de los 60 se abre con este Retrato de Lautréamont por el surrealista canadiense Roland Giguère:


En ese mismo año 1960 se publica el libro del surrealista cubano Álvarez Baragaño Poesía, revolución del ser, donde se incluye el poema "Palabras del conde de Lautréamont". Una excelente selección de poemas de Baragaño (anterior a su derrape castrista), con este homenaje, podemos ver en la página de Fernando Sabido  Poetas Siglo XXI.

Al año siguiente, el primer número de la segunda serie de Phases se abre con el Maldoror de Karl Otto Götz:


Man Ray, que en 1920 tiraba veinte ejemplares de El enigma de Isidore Ducasse (como en 1971 tirará diez), que en 1933 hacía un Homenaje a Lautréamont con el paraguas y la máquina de coser, que participaba en 1938 en la edición colectiva de Los cantos de Maldoror y que en 1950 componía su retrato como cisne negro, reaparece en 1961 con este Perfil fantástico de Isidore Ducasse:


Conviene señalar que su homenaje de 1933 reproducido en el Dictionnaire abrégé du surréalisme goza de una ampliación:



En 1963 aparece una de las más bellas ediciones de los cantos, caracterizada así en el libro sobre los "écartelages" de Pierre Faucheux: "Ce sont des épreuves typographiques découpées, déchirées puis collées", aunque "la première idée de Faucheux avait été de faire composer le titre en plomb en Didot gros corps, d'abîmer les caractères avec un marteau puis de faire des épreuves de cette composiction détériorée pour maqueter sa couverture":


En otra edición, de 1972 y también ideada por Faucheux, hay una evocación de los caracteres dibujados con espray sobre los muros:


De 1963 es el fino ensayo de Marcel Lecomte "Sobre una conexión de pensamiento entre Cornelio Agripa y Lautréamont", y de 1964, en el número 6 de La Bréche, unas puntualizaciones de Radovan Ivsic a tres recientes versiones de Los cantos de Maldoror. Más trascendente es la edición de esta obra a cargo de Aldo Pellegrini. Aparece en 1964 en Boa y la precede un estudio soberbio del gran poeta argentino.

Ya hemos reproducido en el dosier que le dedicamos esta fabulosa obra de Gabriel Derkevorkian, infaltable en cualquier pinacoteca ducassiana que se precie mínimamente:

Gabriel Derkevorkian, La cámara mortuoria de Isisdore Ducasse, 1965

Lautréamont años 60 (2)

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Como Man Ray, Maurice Henry vuelve repetidamente a Los cantos de Maldoror, pero parece especialmente obsesionado por el más famoso "bello como". La primera imagen es de 1965 o 1968 (según las fuentes) y se titula Homenaje a Lautréamont; la segunda es La costurera y Maldoror, de 1968; y la tercera Yvonne y Maldoror, del mismo año:

  



La máquina de coser permanece asociada más que nadie a Óscar Domínguez, como el bulldog de Maldoror a esta sensacional pieza de Jean Benoît, elaborada en 1965 y 1966 y presentada en la XI exposición surrealista internacional ("L'Écart Absolu", 1966):


Impagables estas palabras de Jean Benoît sobre su terrorífica creación de ojos bretonianos (nunca me han gustado los perros, pero daría lo que fuera por tener a este como protector, en especial con vistas a las próximas "pandemias" o para hacerle una fugaz visita al Foro de Nabos):


Los números 3 y siete de la primera serie de Brumes Blondes publican en 1965 y 1967 el estudio de Her de Vries "Lautréamont en Holanda", en total unas sesenta páginas en neerlandés. La segunda fecha coincidía con la exposición en Holanda "Permanencia del surrealismo", donde se dio a conocer el Auténtico retrato de Lautréamont por Jean Schlechter Duval. También de este año es la declaración surrealista internacional "beau comme BEAU COMME", formidable diatriba contra la pedantería telqueliana provocada por su repentino interés hacia Lautréamont; José Pierre informa que la redacción es de Gérard Legrand, y señala con razones que a partir de este tract iniciaron los telquelianos su ataque al surrealismo oponiéndoles bajamente a Breton las figuras de Artaud y Bataille, lo que dio sus frutos en aquellos años de especial sordidez intelectual.

Pero no acaba ahí la actualidad ducassiana de aquel año, ya que aparece una edición bratislava de los cantos ilustrada por Adolf Hoffmeister. Las imágenes pueden verse en 50 Watts Books, pero al final de la página a que remitimos hay otras que ofrecen el mismo interés, con ilustraciones de Julio Verne y H.G. Wells, algunas de sus caricaturas y sobre todo la de su "extraño mundo", en que no falta la que hizo de Toyen.


Como remate, es en 1967 cuando Hans Bellmer inicia su serie de ilustraciones de Lautréamont, nada menos que 33 entre 1967 y 1971. Una edición de las poesías en Belfont lleva diez litografías suyas, y otra de los cantos en 1972 veinte grabados ejecutados por Cécile Reims bajo su dirección, en Graphik-Europa Anstalt. Con Bellmer ocurre un poco lo que con Dalí: sus imágenes se nos apetecen demasiado marcadas por las obsesiones del artista. En la colección de Christine Argillet se encuentran las 33 piezas (por despiste la presentación remite a las de Dalí).


"Infosurr", 164

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Este nuevo número de Infosurr abunda en colaboraciones de Heribert Becker, nada menos que cuatro, dedicadas a exposiciones en Alemania e Italia: Arp, Ernst, "Mundos surreales" y "Surrealismo y magia". 

Entre los libros novedosos, destaquemos una monografía de Oscar Mellor por Desmond Morris em Dark Window Press y la vuelta de Alain Roussel a un escrito antiguo (Arachné).

En publicaciones periódicas, hay reseñas de Des pays habitables (cuyo número 6 incluye un homenaje a Jean Suquet, y que ya va por su número 8) y de S (boletín del grupo de Leeds, número 5, en este caso con un homenaje a Toyen).

Las semblanzas de figuras desaparecidas son de Renée Demester (1927-2022) y Charles Radcliffe (1941-2021). La primera fue una amiga de los surrealistas belgas y colaboradora de Phases, que acabó en los páramos de la abstracción tras hacer collages y cuadros figurativos, aparte, en 1964, la escultura Maldoror. Pero sobre todo es la belleza que aparece en la memorable fotografía que le consagró Marcel Mariën, junto a la tumba de Baudelaire:

Actualidad de Baudelaire, 1966

Charles Radcliffe fue un amigo de los surrealistas de Chicago, muy activo políticamente. Tras lanzar la sección británica del situacionismo, acabó criticando a aquellos señores por su "estrecheza de espíritu", largándose antes de que lo echaran. En otro lugar de este número infosúrrico, Laurens Vancrevel lamenta que una publicación surrealista como S recurra en un texto sobre los principios del surrealismo a una cita de Guy Debord, "visto que Debord, profeta del situacionismo, ha predicado la negación total del surrealismo así como su libertad intelectual y creadora". Nada más justo, y nada más triste que haber visto en el último par de décadas a surrealistas de los más aguerridos ponerse las muletas del situacionismo como si el surrealismo les quedara estrecho.

"Once Upon a Tomorrow", 8

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El octavo boletín de Un Tro Yfory,,,, correspondiente a enero de 2024, puede verse en el enlace acostumbrado, junto a todos los anteriores.

John Richardson, Akasha Suite, 1, 2017

André Breton, un muchacho malo

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La historia es bastante conocida. El 24 de julio de 1952, André Breton visita la gruta prehistórica de Cabrerets y pasa el dedo por una figura de la "capilla de los mamuts", que, al no tener calcificaciones, le parece sospechosa. El guía lo recrimina y denuncia, tratándose, para más inri, de un diputado del Lot marido de la fulana que tenía la concesión de explotación de la gruta, en fin, un político tan prepotente, asqueroso y sinvergüenza como todos los actuales y todos los de cualquier época. En octubre, el boletín de la sociedad prehistórica francesa denuncia la explotación turística de las grutas, mientras un viejo cura apedillado Breuil pide un castigo ejemplar para "los muchachos malos como M. André Breton".

El Tribunal Correccional cita a Breton en noviembre de 1953. Una semana antes, una serie de intelectuales (entre los cuales nada menos que Jean Paulhan, André Malraux, Julien Gracq, Albert Camus, Jules Romains, René Char, Claude Lévi-Strauss, Raymond Queneau, Pierre Mac Orlsn, Gaston Bachelard y François Mauriac) hace saber al magistrado su apoyo a André Breton y reclama la constitución de una comisión nacional que verificara la autenticidad de las pinturas rupestres y controlara las condiciones de su presentación. Pues bien: Breton recibe un castigo desmesurado, aparte el carácter cómico del franco que tiene que pagarle a la comunidad y del que tiene que pagarle al estado: 5.000 francos de multa y 1000.000 por daños a la nota que explotaba la gruta.

Xesús González Gómez, siempre incansable en sus pesquisas por las hemerotecas digitales, acaba de localizar este impagable documento en que Le Figaro Littéraire del 21 de noviembre de 1953 se hace eco gráfico del juicio a Breton:


La página es poco conocida (yo nunca la he visto reproducida) y muestra a un Breton muy farruco, que no parecía esperarse el sablazo, para cuyo pago tuvo que ser ayudado por personas cercanas. Pero me gusta sobre todo la foto en que enciende jocosamente la cachimba, que pasa a ser una de mis favoritas suyas, aunque en mi particular lista no desbanca a esta sacada por Cartier Bresson en 1961 en el café À la Promenade de Vénus:


No solo esto, sino que Xesús González Gómez me envía pocos días después otra rareza, aparecida en la publicación Point de Vue del 27 de marzo de 1947: Breton denunciando la farsa de Tristan Tzara en La Sorbona, que Sarane Alexandrian ha relatado vívidamente como el momento en que el fundador del surrealismo consiguió galvanizarlo para siempre:


El reportaje periodístico, naturalmente, es abyecto, aunque el pie de la foto esté muy bien. 

Y para rematar, esta gacetilla de L'Action Française del 7 de diciembre de 1936:


Cuaja aquí bien remitir a un reciente trabajo, en lengua gallega, de Xesús González Gómez, sobre la poesía de Nezval, hecho, como todos los suyos, con finura y solidez armonizadas, y con la traducción de seis poemas de Nezval... cuando era surrealista, claro.

Cádiz, 2013-2021

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Aquí tenemos un valioso documento en que se da cuenta de todas las exposiciones callejeras que, de modo siempre anónimo, se celebraron en Cádiz entre 2013 y 2021. No tuvieron, por supuesto, comisario ni comisaria al uso, sino un auspiciador cuya labor estupenda y generosa celebramos hoy con la publicación de su última entrega, grata a todos los que amamos el mundo vegetal.




"Dreamdew", 35

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No hay número de Dreamdew que no sea excepcional, por lo que resulta imposible destacar este, que ya es el 35. Dolfi Trost es uno de los grandes investigadores surrealistas del sueño, autor de dos obras claves: Vision dans le cristal y Le même du même, en que muestra cómo el sueño no es una forma narrativa del deseo (Freud) ni una segunda vida (Nerval), sino "la imagen real de la vida, pero como concentrada y replegada sobre sí misma". Completan este primera parte de su ensayo una serie de sueños de Meret Oppenheim, que también prometen una continuación.





Lautréamont años 70

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La década de los 70 se abre con esta gran exposición en la galería bonaerense Gradiva, organizada por uno de los bastiones del surrealismo en América, Aldo Pellegrini. Él mismo hace la presentación y en ella participan, entre otros, Batlle Planas, Roberto Aizenberg, Oswaldo Borda, Víctor Chab, Noé Nojechowiz, Francisco Madariaga, Enrique Molina, Juan José Ceselli y Carlos Latorre, nombres todos ellos claves en el surrealismo argentino. En el número 5 de la revista Testigo, hay unas páginas iniciales sobre el surrealismo, con el artículo de Ceselli:



Simultáneamente a la exposición de Buenos Aires, se publica en Brasil una edición que lleva dibujos de Maninha, entre ellos este:


Al año siguiente, Rik Lina dibuja el primero de sus tres homenajes al cisne de Montevideo, titulado El meteoro Lautréamont:


Por su parte, Vincent Bounoure, en el número 4 del Bulletin de Liaison Surréaliste, se yergue contra las interpretaciones de Lautréamont que lo reducen a una "retórica de los contrarios". Esto, dentro del argumento de su Traité des contraires, cuyos capítulos supervivientes solo se publicarían en 1999 precisamente con el título de Les anneaux de Maldoror.

En 1972 aparece otra de las ediciones de los cantos a cargo de un surrealista, en este caso Ragnar von Holten, cuyos dibujos podemos ver en este enlace (que, adviértase, remite a su vez a otro en que están reproducidas muchas obras de este surrealista sueco).


1970, 1971, 1972... 1973 tampoco deja un hueco, ya que de esta fecha es el "retrato relámpago" de Murilo Mendes dedicado a Lautréamont y rescatado en el número 2 de A Phala:


Una nueva obra inspirada en Lautréamont es esta de Milak Napravnik, un objeto reproducido en el número 3 de Ellebore, 1976, con el título tomado del inmortal canto al océano, "Au clair de lune, près de la mer, dans les endroits isolés de la campagne":


Este mismo año tiene lugar la World Surrealist Exhibition de Chicago. Aunque no dedicó ningún "dominio" a Lautréamont, su catálogo se pone bajo su protección, o no se denominara la galería de los surrealistas de la ciudad del viento y de los blues Black Swan:


El catálogo de Chicago hace presente a Lautréamont en el dominio de Fantomas, pero se trata del retrato imaginario de Félix Vallotton, ya que solo un año después, o sea en 1977, publicaría Jacques Lefrère Le visage de Lautréamont.

Y cerramos los años 70 de la mejor manera posible: con Ted Joans, de quien reproducía en 1978 Dream Helmet, revista de Bill Wolack, este poema:

Lautréamont y el surrealismo (11)

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En anteriores entregas hemos dado cuenta de algunos hitos y rarezas que conforman el relato por hacer de la entente Lautréamont-surrealismo. No es nuestro afán ser exhaustivos, todo no puede estar, por olvido o por desconocimiento, y en ocasiones iremos haciendo añadidos, como hace poco las referencias al estudio Maldoror de Marcel Jean y Arpad Mezei (1946) o a la serie de dibujos de Toyen Cache-toi, guerre! (1944).

A partir de 1980 damos datos algo deslavazados. El primero tiene que ver con piezas a las que no hemos podido tener acceso. En efecto, es una pena que Mário Cesariny, en el catálogo de la exposición surrealista internacional celebrada en Lisboa en 1984, no reprodujera un collage de Gérard Legrand titulado Suplemento a los viajes de Maldoror, porque yo no tengo noticia de que pueda verse en ninguna otra publicación.  Al año siguiente, en Berlín Este, Maximilian Barck fundaba la asociación de escritores y artistas independiente Maldoror, y aún en 1989 inauguraba las Ediciones Maldoror.

En 1990, Rik Lina hace su segundo homenaje a Maldoror, al que sucederá otro en 2000:



Es Rik Lina quien abre el apetitoso The Surrealist Book (número 5 de la revista Patricide), con este plato zampado en 2009:

Ludwig Zeller, en 1992, compone su collage Homenaje a Maldoror:


Al año siguiente, en el número 6 de Salamandra, dentro de la sección "Más realidad", Javier Gálvez, poeta árboreo, da cuenta de un maldororiano hallazgo:


Y de ahí saltamos al año 2003, que es otra fecha ineludible en los anales surrealistas de Lautréamont...

"Caça e Pesca", 7

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Entre las publicaciones cercanas al surrealismo, esta de Curitiba es una de las más ricas y dinámicas. Al celebrar su primer aniversario, se presenta con mayor vistosidad que nunca, y añade suelto un avión de papel con los "aviasueños" de Marceli Mengarda. Destaquemos como siempre las intervenciones de Natan Schäfer y Jasmina Schmidt, y además la traducción de un ensayo de Carl-Michael Edenborg aparecido ya hace años en el número 2 de la revista del Grupo Surrealista de Estocolmo El hombre de la calle, un artículo muy incisivo de Juan Carlos Otaño, dos sueños con un collage de Benjamín Rivera-Meza y, en la página de cierre, la presencia de Dan Stanciu y Sasha Vlad con su sentido tan peculiar de lo maravilloso. Natan Schäfer hace también una reivindicación merecida de César Aira, cuya proximidad al surrealismo no debiera soslayarse.

B. Rivera-Meza, collage de la serie El ángel sodomizado, 2022
arquivocontravento@gmail.com

Marianne van Hirtum, por Patrick Négrier

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Marianne van Hirtum (1ª fila, segunda por la derecha),
en el desierto de Retz con el grupo surrealista, 1960

No se publica todos los meses, ni siquiera todos los años, una monografía excepcional sobre una figura del surrealismo que además no forme parte de esa galaxia de grandes nombres reconocidos y que son casi siempre del área exclusivamente artística. Pero la excepción ha saltado de manera inesperada con Marianne van Hirtum en un extraordinario ensayo que le ha dedicado Patrick Négrier, sólido y avezado filósofo conocido por sus estudios sobre esoterismo y masonería en particular.

Hirtum, poète surréaliste ya fue anunciado aquí, y aunque la información que nos llegaba dDesde el título del primer capítulo, vemos que no se ha intentado la operación habitual de aminorar el surrealismo de la figura estudiada: "Hirtum, una auténtica surrealista". Como tal es estudiada, a partir de su actitud de revuelta integral, de su capacidad de decir NO, consecuente a sus "posturas frente a las pruebas de la vida", título del capítulo siguiente. El cuarto lleva por título "Hirtum exégeta implícita de Lautréamont", que nos vuelve a situar en nuestras recientes preocupaciones ducassianas. Pero es en el capítulo sexto donde nos acechaba una verdadera sorpresa. Al tratar de la política y la poética en Hirtum, se califica su postura como la de un "individualismo anarquista garantizador de una libertad salutífera", individualismo libre que la alejaba de todo gregarismo, de "toda pertenencia ilusoria a una sociabilidad", pero apresurándose Patrick Négrier a aclarar (remitiendo al ensayo de Vratislav Effenberger "El individuo y el grupo") que ello no se contradice con su pertenecia duradera a la colectividad surrealista, ya que a lo que ella se negaba (a diferencia incluso de no pocos surrealistas) era a dejarse engañar por las cantinelas del mañana y de sus luchas sociales, a ese Futuro que no es otra cosa que el tiempo de la Muerte, o dicho con Jean-Louis Bédouin, en cuya cita mía favorita de la cuestión de la Utopía se apoya Patrick Négrier: "Somos utopistas; pero nuestra utopía es la vida, la vida inmediata, la vida que se descubre en su plenitud, aquí y ahora". ¿Y la sorpresa? La sorpresa está en que nuestro ensayista, al comparar las preocupaciones políticas de la época de Hirtum y las actuales se insurge ardiente y lúcidamente contra el actual mundialismo económico y su oligarquía del dinero, pasando revista en las páginas 120 y 121 a toda la peste contemporánea, a los continuos atropellos a los principios del "derecho natural" acontecidos por aquí (Occidente) desde la "pandemia" decretada por la siniestra OMS y en fin a todas las medidas que las élites financieras han ido imponiendo a sus títeres de los gobiernos occidentales y la complicidad de estos y de los llamados "medios de comunicación", que ya no son sino medios de transmisión e imposición de órdenes a los esclavos. Négrier se detiene en algunas aberraciones de su país, pero su análisis es aplicable al resto de los países. Y si se podrían discutir algunas de las respuestas que él baraja, difícilmente el retrato que hace de la época actual, en que hemos asistido de paso a la debacle de la propia inteligencia revolucionaria, que en paz descanse.

En este orden de cosas, Patrick Négrier hace unas puntualizaciones acertadas a la ilusión en que cayó el propio Breton con aquella pifia de Garry Davis y la "constitución de los Estados Unidos del Mundo", y lo hace ensarbolando las armas de la poesía y la libertad como contrapartida cara a las dictaduras políticas, que han pisoteado hasta las más nimias "libertades", sin grandes repulsas, apoyadas en su fascismo sanitario y últimamente su fascismo climático. Que en todos lados gobiernan criminales, señores, no se olviden de esta verdad elemental.

Uno de los capítulos más interesantes de este libro es el octavo, donde se estudia el arte poética de nuestra surrealista a través del Diálogo entre cocodrilo y sol, texto fascinante, aunque todos los suyos lo sean. Y Patrick Négrier nos brinda, a la vez que estudia las ideas objetivas de la escritora, un ensayo magistral sobre la propia poesía como fenómeno irreductible. Este libro ofrece más de lo que promete y va mucho más allá de su título.

El capítulo noveno, a la vez que subraya la importancia de su cercanía al pensamiento amerindio, estudia Proteus volens, uno de sus últimos escritos o "gritos", como así los llama Patrick Négrier, quien remata su breve conclusión general con estas palabras: "Marianne van Hirtum encarnó la esencia misma de la poesía en lo que la vida puede tener de duro, de terrible y de maravilloso a la vez".

Tras una cuidada y muy útil cronología, se reproducen algunas dedicatorias de Marianne van Hirtum a Patrick Négrier, demostrativas de lo estrecho de su amistad, a la que debemos algunas confidencias y detalles personales no meramente anecdóticos, o sea sustanciosos. Ella vivía en un piso de la Rue Delambre, por la que yo pasé accidentalmente la tercera y última vez que estuve en París, hará unos veinte años (prometí no volver jamás), encontrándome por fuera del Hotel Delambre la siguiente placa, y es que allí estaba el Hotel des Grands Hommes donde Breton y Soupault escribieron Les champs magnétiques; vivía pues ella en la misma calle (y muy cerca, ya que su número era el 1 y el del hotel el 35) donde nació la escritura automática y por tanto el propio surrealismo:

Lautréamont y el surrealismo (y 12)

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2003 es un año capital en los anales lautreamontianos. Sobre todo porque se publican las 50 visions sur Maldoror de David Martí, pero también porque, por primera vez, son ilustradas las poesías de Ducasse, y nada menos que por Jean-Claude Silbermann. Es en L'Écart Absolu, y de Silbermann es también la autoría del prefacio. 

David Martí, Las entrañas de Maldoror

Jean-Claude Silbermann,"El plagio es necesario"

De Carlos Martins es este Maldoror, datado en 2007:


El grupo surrealista de Londres, aparte un juego sobre los "manuscritos ocultados" de Lautréamont, auspició en 2007 un "potlatch" a partir de la célebre conminación del plagio: 12. Y en 2015 añadió este otro juego, para celebrar su aniversario: 3.

Un sueño de Mattias Forshage, con nuestro más estimado protector:


Un gommage de Eugenio Castro, de la serie entre 2009 y 2012:


Otro sueño, de Guy Girard, en su Abrégé d'histoire universelle vu en rêve (2012):


En 2016 aparecía la traducción neerlandesa de las poesías, por Laurens Vancrevel, con cubierta de Alex Januário, que fotografió los parajes natales de Ducasse:


Kenneth Cox, el 4 de abril de 2017, aniversario de Ducasse, descubre La capa de ante del cefalópodo:


Tres potentes collages de Pierre-André Sauvageot, con sus maldororianas leyendas correspondientes:

Et quand je commets un crime, je sais ce que je fais : je ne voulais pas faire autre chose! Debout sur le rocher, pendant que l’ouragan fouettait mes cheveux et mon manteau, j’épiais dans l’extase cette force de la tempête, s’acharnant sur un navire, sous un ciel sans étoiles. Je suivis dans une attitude triomphante, toutes les péripéties de ce drame, depuis l’ins- tant où le vaisseau jeta ses ancres, jusqu’au moment où il s’engloutit, habit fatal qui entraîna, dans les boyaux de la mer, ceux qui s’en étaient revêtus comme d’un manteau.

Et quand je rôde autour des habitations des hommes, pendant les nuit orageuses, les yeux ardents, les cheveux flagellés par le vent des tempêtes, isolé comme une pierre, au milieu du chemin, je couvre ma face flétrie, avec un morceau de velours, noir comme la suie qui remplit l’intérieur des cheminées : il ne faut pas que les yeux soient témoins de la laideur que l’Être suprême, avec un sourire de haine puissante, a mise sur moi.

... pendant que des légions de poulpes ailés, ressemblant de loin à des corbeaux, planent au-dessus des nuages, en se dirigeant d’une rame raide vers les cités des humains, avec la mission de les avertir de changer de conduite, le caillou à l’œil sombre, voit deux êtres passer à la lueur de l’éclair, l’un derrière l’autre ;

El vaso de Maldoror, dado a conocer en 2019 por el Grupo surrealista de Ottawa:


El Isidore Ducasse de Alberto Mayol, en 2020:


En 2022, un ensayo de Alexandrian sobre Breton "descubridor y redescubridor de escritores" aparece acompañado de diversos collages de Lou Dubois, uno de ellos dedicado a Lautréamont, como otros a Péret, Sade, Jarry, Rimbaud, Roussel o Lichtenberg:


Y acabamos con estos dos retratos, el primero por Dan Stanciu y el segundo por Sasha Vlad, tan plenamente de mi gusto este que no pude dejar de reproducirlo aquí hace unas pocas semanas (me parece la despedida ideal de Maldoror para todo momento):


De Lautréamont a Jarry

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Cerrado el ciclo de Lautréamont, pasamos en un par de días al de Jarry. En el de Lautréamont hemos añadido un dato importante: la edición de 1948 con prólogo de Julien Gracq (su "Lautréamont toujours"), remitiendo a la vez a su entrevista radiofónica de 1968.

A los tableros de Man Ray y Marcel Duchamp también seguimos añadiendo más piezas. Marcel Duchamp:

Jean Terrossian, Duchamp libre, 1974

Dream Helmet, n. 1, 1978

pierre d. la, Galería de personajes

Man Ray:

Dream Helmet, n. 1, 1978

pierre d. la, Galería de personajes

Alfred Jarry y el surrealismo (1)

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Al igual que Lautréamont, Alfred Jarry ha sido una estrella fija del surrealismo, desde que André Breton lo llamara "el maestro de todos nosotros". En él encontró Breton (y todo el primer surrealismo en general) fuerzas para la resistencia contra la infamia todopoderosa. Y es precisamente a Breton a quien se debe no solo el punto de partida, sino los tres textos capitales sobre Jarry que podemos espigar en la historia del movimiento. En 1918 escribe su primer ensayo, recogido en Los pasos perdidos. Luego está su presencia en la Antología del humor negro (1940) y por fin "Alfred Jarry, iniciador e iluminador", en La llave de los campos (1951), a propósito de Jarry y las artes plásticas (en ese mismo año, se enfrentará a su ridícula recuperación cristiana radiofónica, con una campaña que orquestaría Benjamin Péret).

Estamos pues ante otra figura "incólume", Pero tan importantes en los orígenes jarryanos del surrealismo son Vaché y Théodore Fraenkel, quien hasta hablaba como los personajes de Jarry. El ensayo de Breton es una conferencia que fue seguida de la representación de Haldernablou y Ubú rey; en ese momento, Breton no conoce aún El amor absoluto, pero ha tenido acceso al manuscrito de Faustroll.

En 1918, el juego de las calificaciones (Littérature, n. 18) incluye a Jarry, que saca una buena nota media. Gabrielle Buffet le otorga un 20 (lo máximo), Fraenkel un 18, Soupault un 17, Éluard un 16, Aragon un 15 y Breton y Péret se quedan en un 14.

1923 es otro año clave. No tanto porque aparezca Faustroll con prefacio de Soupault, como porque pinta Max Ernst, que debe a sus amigos de París el descubrimiento de Jarry, el primero y uno de los mejores retratos de Ubú, no como rey sino como emperador, a la vez trompo y tonel, con cabellera verde y una bala como bigote, junto a su "gancho de phinanza":

Max Ernst, Ubu Imperator

En 1928, el grupo presurrealista Devetsil representa en Praga Ubú rey, con escenografía de Jindrich Honzl (el nombre clave del poetismo, junto a Nezval) y decorados de Styrsky. He aquí tres instantáneas de la representación, en la tercera apareciendo Ubú y el capitán Bordure:




En 1926, Antonin Artaud, Robert Aron y Roger Vitrac fundan el Teatro Alfred Jarry, con la finalidad de "destruir el teatro francés". Su canto del cisne sería el folleto El teatro de Alfred Jarry y la hostilidad pública, ilustrado con una serie de fotografías de Eli Lotar, dos de las cuales, con Artaud en la segunda, vemos aquí:



Un excelente catálogo. De los nabis a la patafísica. Alfred Jarry, publicó el IVAM con motivo de una exposición inaugurada en diciembre de 2000. Emmanuel Guigon se encarga, con la sagacidad y los conocimientos que lo caracterizan, de la parte que corresponde sobre todo al surrealismo, y hay muchas imágenes que veremos en estas notas, como, sin ir más lejos, estas dos, pero muchas otras irán surgiendo en nuestras próximas entregas.

Giovanna (1934-2024)

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Giovanna, Al servicio de la alacridad, 1976

Giovanna ha sido otra surrealista longeva, y que además siguió haciendo siempre una obra de una extraordinaria inventiva, tanto en el terreno plástico como en el literario.

Su comienzo en el surrealismo fue arrollador, pero para no repetirme remito a la nota que le dediqué en octubre de 2017, con motivo de la aparición de su libro de poemas y aforismos.

El sencillo homenaje que le dedicamos hoy se compone de los siguientes elementos:

1-3. Ensayo de Jean-Michel Goutier sobre sus figuras con la máquina de escribir, en el primer número de L'Archibras, 1967.

4. Todo queda dicho en la leyenda de la fotografía, número 2 de la misma revista, 1967.

5-8. José Pierre es autor de las mejores páginas sobre Giovanna, aquí en vena creativa. También en L'Archibras, número 6, 1968.

9-10. Mismo número de L'Archibras, acompañando la célebre imagen de La carta absoluta un capital ensayo de Radovan Ivsic, donde se expresan valoraciones definitivas sobre el fenómeno teatral contemporáneo. 

11-15. El dosier del número 14-15 de Obliques sobre la mujer y el surrealismo, en 1977. Más José Pierre y de nuevo el ensayo de Goutier, pero con dos imágenes nuevas y sobre todo la fenomenal, antológica portada del número 2 de L'Archibras.

16-17. Una de sus colaboraciones en Ellébore. Esta es la del número 6, de 1982, con dibujo y poema..

18. Página de uno de los catálogos de Phases, movimiento del que formó parte.

19. Otra ilustración en Ellébore, número 4, 1980, para una recopilación del gran Maurice Blanchard.

20. Su caricatura de Benjamin Péret para uno de los libros principales sobre el amado surrealista, en 1982.

Giovanna está felizmente representada en la revista Pleine Marge (números 12, 20, 23, 31, 40 y 48), con aforismos, poemas, acrílicos, dibujos (algunos con el ordenador sustituyendo a la máquina de escribir), etc.; en el número 12 hay un ensayo de José Pierre, y en el 20 una serie de "aporismos" sobre Sade. No por el trabajo que me hubiera dado, sino porque acaso no guste a la asociación de Pleine Marge, no los he presentado aquí. Es de agradecer a Jacqueline Chénieux-Gendron que concediera cancha libre a Giovanna para que diera a conocer con regularidad en esa revista tan atenta al surrealismo sus creaciones tan poéticas y sorprendentes.

"La angustia de la página blanca es menos pura que la del cuadro negro."

Carótidas pervertidas, 1978

De Deus ex machina, 1977


Eros y Thanatos, "froissage", 1979

Migración clandestina, 1977

Self adhesive / Self matic, 1991

Alfred Jarry y el surrealismo (1932-1936)

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Miró va a ser uno de los surrealistas más interesados en la figura de Ubú. El catálogo valenciano reproduce este proyecto de ballet datado entre 1933 y 1935 y hecho con lápiz y cera sobre papel:


Victor Brauner, en 1934, hace su Ubú M. K.:


Su compatriota, Jules Perahim, nos da al año siguiente este Retrato del Capitán Bordure:


Seguimos en el mundo de Ubú con estos dos "estudios" de Hans Bellmer: El palacio del rey Ubú Para Ubú; los realiza entre 1935 y 1936, aunque el segundo lo predate en el 34:



Una de las representaciones surrealistas de Ubú más socorridas es la de Dora Maar, simple fotografía cercana de un armadillo. El Retrato de Ubú es de 1936, y sirvió de portada al catálogo de una retrospectiva barcelonesa en 1995:


Ese mismo año, Georges Henein publica este excelente artículo, en el que celebra principalmente el componente subversivo y libertario de la obra de Jarry, por su oposición frontal y sistemática al valor abominable de la Jerarquía:





Eugenio Castro (1959-2024)

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Con Eugenio Castro desaparece la figura principal del grupo surrealista madrileño, que hizo resurgir el surrealismo en España en los años 80 para hacerlo llegar hasta nuestros días, de un modo combativo y siempre ligado al movimiento internacional. A Eugenio Castro me unió larga amistad, aunque su auge estuvo en los años 90, cuando yo pasaba por Madrid. Luego nos hacíamos llegar siempre nuestras publicaciones, con cálidas dedicatorias de las que, en esta hora de vuelta a sus escritos, destaco la de el gran boscoso... es eso, en 2017: "Para mi amigo Miguel, con la camaradería que vence los tiempos y la fatalidad". Ese mismo año se publicaba la antología Poemas del grupo surrealista de Madrid... y alrededores, donde, para mi sorpresa, se me incluía, como uno de los cuatro "aliados, parte de un caudal profundo –cada uno desde su singular aportación química, fraternal y en archipiélago–, para siempre inseparables de nuestra historia y nuestro devenir". Aunque yo viera aquí sobre todo su generosidad, no puedo limitarla a él, ya que sus amigos entrañables Lurdes Martínez, Javier Gálvez y José Manuel Rojo han formado el núcleo persistente del grupo, y la coherencia de su trayectoria se debe a los cuatro, funcionando prácticamente siempre como una inquebrantable unidad.

En 2013 le dediqué una larga semblanza, pero luego aparecieron otros libros e intervenciones suyas que yo iba reseñando. Doy los enlaces de las noticias que di de el gran boscoso... es eso en 2017, de Elocuencia de lo sepulto en 2019 y de Madrid rediviva en 2021, obras tan relevantes como H y La flor más azul del mundo. También reproduzco su entrada en la segunda edición de Caleidoscopio surrealista (a la que, obviamente, hay que añadir los tres títulos citados, ya que aparecieron con posterioridad) y el prólogo de Guy Girard a Reaparición de la isla misteriosa (Collages-secuencias de un film imaginario sin fin), acompañado de la nota inicial de Eugenio, y es que siempre me encantó su imaginación visual, de la que hay otras impactantes muestras en su serie de "gommages" y en las Tribulaciones de una calavera.

Como diría un indio cuervo (uno de esos indios cuervos tan admirables como él), Eugenio Castro, de quien me acuerdo ahora mismo deambulando juntos, hace una treintena de años, por los rincones de Madrid, "partió a hacer una larga visita”.

el gran boscoso... es eso

Elocuencia de lo sepulto

Madrid rediviva

Gommage

Eugenio Castro (1959). En el movimiento surrealista desde una fecha tan temprana como 1979, y participando ya en Luz Negra (1980-1981), Eugenio Castro anima desde el 87, y de modo decisivo, el grupo madrileño. Su obra es plural: poemas, pinturas, collages, dibujos, cajas, objetos, reflexiones teóricas siempre ancladas en la praxis poética, textos de azar objetivo siempre apoyados en la documentación fotográfica, artículos críticos, traducciones... En 1991 y 1995 expuso personalmente pinturas, objetos y collages, el catálogo del 95 llevando un texto de José Manuel Rojo. De ese mismo año es Reaparición de la isla misteriosa, compuesta de fabulosos “collages-secuencias de una película onírica e imaginaria sin fin”, filmada en vídeo y proyectada el año anterior en el festival “Surrealists go to the cinema”, celebrado en Leeds; componen esta publicación, que lleva un jugoso texto de Guy Girard, once espectaculares imágenes de una ciudad a la vez devastada y maravillosa, con menires, figuras totémicas, aerolitos, aves y árboles gigantescos y, como remate, el rinoceronte de Lautréamont y Ted Joans. A la altura de estas imágenes se sitúan sus espectrales “gommages”, objeto en 2000 de un pequeño pero precioso cuaderno de La Torre Magnética, editorial auspiciada por él mismo hasta el presente. Continuando el procedimiento descubierto por El Janabi, Eugenio Castro nos transporta a la atmósfera de las novelas góticas, como señala Michael Löwy en el texto “Habitantes del Locus Solus”: “Su luminosidad misteriosa, su inquietante fosforescencia, su fantasmagórica irradiación vienen de dentro y se dirigen hacia afuera. Tienen su origen en el incendio que estalló en las catacumbas más ocultas y más profundas del castillo de Id. Si los íncubos y súcubos de Füssli –inspirados por el mismo terror que atraviesa las páginas de las novelas negras– están hechos de piedra lunar, los monstruos oníricos y eróticos de estos «gommages» son cristales de fuego. Si los espectros que asombran los pasillos del Castillo de Otranto, amenazando a la princesa Matilda de Walpole, son de hueso y calavera, los del Castillo de Castro tienen la consistencia tierna y caliente de las piernas de la Matilde de Lewis. En sus ojos de tempestad se ilumina la noche de Walpurgis”.

Las dos publicaciones centrales de Eugenio Castro han sido H (2006) y La flor más azul del mundo (2011). En estos libros, muy densos de contenido, hay textos nuevos y otros ya publicados, entre los cuales algunos señeros: “En la montaña del Torcal, sésamo multiplicado”, “H”, “La ciudad constelada”, “La región insomne”. Ambas obras no son una mera suma de textos, sino que poseen unidad, una unidad heterogénea y vinculante, a la que además se suma el hecho de enlazar una con otra estrechamente. En ellas, este teórico de la “desacción” y el “materialismo poético” indaga incansablemente las realidades del azar objetivo, de la poesía, de la exterioridad, de los objetos, etc.

Como poeta, hemos de citar Mal de confín (2005), La maga de la masturbación (2007) y El Gran Boscoso (2008). El Gran Boscoso, creación mítica, protagoniza tanto poemas como pinturas u objetos; es “anónimo” e “irrecuperable”, pariente del Capitán Nemo y análogo de Loplop.

En colaboración hay que resaltar el trabajo con Bruno Jacobs Las bellas hibernantes (en La Torre Magnética), “La lengua por venir”, con Vicente Gutiérrez y Noé Ortega, y “Las hijas de las pescadoras”, con los mismos más Bruno Jacobs (ambos en el n. 19-20 de Salamandra), y, con Javier Gálvez, La ciudad alucinada (en La Bella Cristalera), compuesto de 23 fotos con breves textos, en un trabajo indiferenciado.

Ligado al surrealismo internacional, Eugenio Castro ha colaborado en las revistas Analogon, Brumes Blondes, S.u.rr..., Stora Saltet, Farfoulas, Phosphor, Hydrolith. Se le debe también la traducción, para el lector español, de dos figuras del surrealismo fundamentales, pero muy mal conocidas: Joyce Mansour (Gritos, desgarraduras y Rapaces, 2009, además con el ensayo “Joyce Mansour: el grito y la carne consumados”) y Ghérasim Luca (El inventor del amor. La muerte muerta, 2007). En el volumen de la Fundación Granell sobre Philip West, le dedicó a su amigo una “navegación simbólica” (“La jirafa, Alicia y el explorador”); con él, en 1994, hizo Bound Angel, poema suyo con cinco dibujos del surrealista británico.

En 1993, Eugenio Castro respondía así a la encuesta sobre André Breton, debiendo como mínimo decirse que él ha sido uno de los más fieles y ardientes exponentes y defensores, en España, de la aventura lanzada al mundo por el poeta de L’amour fou:

“Solo a posteriori he podido darme cuenta que existía en mí una sensibilidad surrealista, es decir, a partir de la lectura de ciertas obras de Breton de las que Nadja ocupa el lugar preeminente, sin restar ni un ápice de influencia semejante a los textos «Lengua en las piedras» y «Signo ascendente». Es a través de Breton que tomo conciencia de esa sensibilidad que antes fluctuaba en mí de manera incontrolada. Por esta razón puedo afirmar que percibo en Breton la imagen de un oráculo al que voluntariamente retorno cuando necesito o deseo llevar a cabo una consulta. La mayor influencia espiritual recibida de André Breton es para mí una toma de conciencia sobre la necesidad irreversible de acabar con las categorías externas de división que se oponen a la realidad del deseo y a su satisfacción. Más concretamente: el acceso a ese punto del espíritu en el que las contradicciones cesen en su enfrentamiento. Reconozco en la conquista de este punto la ambición poética por mí perseguida, ambición que yo vinculo con una suerte de elemento natural (o hábitat) en el que se desenvolvería mi experiencia humana y poética.

Pero para que un reconocimiento de Breton sea completo de mi parte, debo llevar a cabo otro de mayor urgencia, sin el que lo anterior se vería sumamente debilitado. Hablo del talante moral e intelectual que recorre la figura de André Breton, que constituye, a mi juicio, en tanto que herencia, uno de los grandes retos para los intelectuales del siglo que se aproxima. Realmente poco se dirá sobre Breton si no se apela a su honestidad intelectual y humana y se la reivindica como un instrumento de irreductible libertad, al abrir una profunda grieta moral en la conciencia intelectual de nuestro siglo”.




"Ubú encadenado"

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La intervención jarryana más importante del surrealismo tiene lugar en 1937, cuando se elabora el folleto Ubú encadenado, con motivo de la primera representación de esta pieza, por la Compañía del Diablo Escarlata del malogrado Sylvain Itkine. La sugerencia de escenificar esta obra que Jarry consideraba la "contrapartida" de Ubú rey, y donde nunca se pronuncia la palabra "merdre", fue de André Breton, los decorados los hizo Max Ernst y en el folleto intervienen, aparte Itkine y el propio Breton (cuyo artículo formaría luego parte de la Antología del humor negro), Gui Rosey, Georges Hugnet, Benjamin Péret, Pierre Mabille, Paul Éluard, Gilbert Lély, Henry Pastoreau, Léo Malet (¡definitivo su último párrafo!) y Maurice Heine, correspondiendo las ilustraciones, entre otros, a Picasso, Magritte, Paalen, Tanguy, Miró, Marcel Jean, Man Ray y Maurice Henry. 

En documento aparte, reproduzco este "folleto de forma plural y de carácter teórico, lírico y polémico", como lo define José Pierre, cuyo comentario final ofrece todas las informaciones pertinentes. 


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Al año siguiente, el primer número de la revista surrealista chilena Mandrágora traduce "La queja de la mandrágora", uno de los "lieds fúnebres" de Les minutes de sable memorial, poemario con el que irrumpía en el mundo literario Alfred Jarry. Y en 1941, la caricatura de Ubú realizada por el propio Jarry sería utilizada como comodín del célebre juego de Marsella:

King's Magicians

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Hace casi seis años recomendamos las películas del grupo King's Magicians. Ahora renovamos esa sugerencia, remitiendo a varios enlaces, que empiezan por su página y siguen con dos breves muestras (12).

Logicofobismo

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El 4 de mayo de 1936 se inauguraba en Barcelona la exposición del grupo logicofobista, auspiciada por ADLAN y que es un hito en la historia del surrealismo en España. A mí se me escapo en 2016 saludar el pequeño catálogo que a los logicofobistas dedicó la Diputación de Barcelona y que ahora me hacen llegar manos amigas.

El catálogo es modesto, pero ofrece mucho interés, no tanto por el estudio inicial (que está bien) y las fotos de la exposición como por reproducir, en los capítulos de cada artista, cada una de las obras expuestas, aunque curiosamente no incluya la lista de ellas que encontramos en la hoja del catálogo del 36:


Remitimos al catálogo, así como al perspicaz estudio de ADLAN que publicó Emmanuel Guigon en 1990.

Carta de Sète

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Carta desde Sète, ciudad marinera, con sabor a umbo.



Man Ray / Duchamp, Lautréamont

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Más adiciones a las entregas de Man Ray, Marcel Duchamp y Lautréamont. La de Man Ray se abre ahora con este retrato (acuarela, aguada y collage) de la sublime Kiki, datado en los años 20:


Ningún momento más oportuno para recomendar estos recuerdos suyos, que han salido de la imprenta hace pocos días.

Otra rareza es este homenaje de Gaston Puel a Raymond Duchamp y Marcel Roussel (¡!), que he acompañado de su descripción en el catálogo de su subasta por Claude Oterelo:



En 1971 se publicaba un homenaje colectivo a Duchamp cuyas imágenes pueden verse pinchando en este enlace.


En 2016, el boletín onírico Dreamdew le dedicó esta preciosa página en su número 6:


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En 2011 se subastó un ejemplar numerado de las obras completas de Lautréamont que incluía excepcionalmente nueve dibujos originales, verdaderos cadáveres exquisitos, compuestos por Breton, Jacqueline, Péret, Brauner, Hérold, Prévert, Mabille y Marie Cuttoli, famosa artista del tapiz ligada a las vanguardias y propietaria del ejemplar. Los dibujos ilustraban la página del título, los seis cantos, las poesías y las cartas, y han sido reproducidos en parte en el libro de Dominique Paulvé Marie Cuttoli. Myrbor et l'invention de la tapisserie moderne, 2001. Vemos aquí la portada y el inicio del canto cuarto:



Jacques Hérold compone en 1942 la rueda del tarot de Marsella, con Lautréamont en su lugar, por supuesto, pero además ocupando el centro de la rueda el emblema maldororiano de La Révolution Surréaliste:


Rik Lina ha permanecido fiel al deslumbramiento juvenil de los Cantos, y a las imágenes ya incluidas hay que añadir nada menos que siete más. En 1976, vive en Bonaire, tierra de tiburones, e inspirado en ellos realiza el grabado y el pastel She Shark:



Vuelve sobre la hembra del tiburón en 1991, convirtiendo She Shark en un soberbio Maldoror (Del simbolismo al surrealismo):


Otro Maldoror, en 1992:


De 2023 es su última creación inspirada en Lautréamont, pero es que además hay que anteponerle dos imágenes con la imagen por excelencia, la segunda realizada ex profeso para la revista colombiana Punto Seguido, sustituyendo la mesa de disección por una mesa de coral (uno de sus paneles redondos de pinturas al óleo):



Jarry & Heisler, etc.

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Jindrich Heisler es quien sitúa en el candelero dos obras de Jarry menos conocidas que sus ubús: El Supermacho y La Dragona. En1943 hace este fotomontaje, El Supermacho, generalmente reproducido sin color:

Es lamentabilísimo que del proyecto de versión fílmica de El Supermacho solo hayan sobrevivido estos dos fotomontajes:



Este proyecto era en colaboración con Jean-Pierre Duprey, y los fotomontajes representan la muerte del pobre Supermacho.

Varios dibujos eróticos de Félix Labisse versan también sobre el Super, y aparecieron dentro de un volumen de Desnos, publicado en 1944 (12). Labisse es autor también de un retrato de Jarry, no datado y no demasiado feliz, pero con su revólver en mano:


En 1947, Heisler ha viajado a París con Toyen y participa en la exposición internacional del surrealismo con el altar dedicado a Jeanne Sabrenas, la protagonista de su novela inacabada La Dragonne, hoy considerada por muchos como la clave de la obra de Jarry. En el altar, el mecanismo de una veleta movida por ratones blancos que giran dentro de una jaula circular:


Entre el 47 y el 48 data Mário Cesariny su "homenaje excesivo" a Alfred Jarry. Esta serie de poemas en francés ("Mis poemas en francés son más anti-poemas, y por eso me gustan más") solo se darían a conocer en su totalidad en 1980, dentro de la capital recopilación Primavera autónoma das estradas.


En 1948, se inaugura, en la Rue du Dragon de París, la galería La Dragonne, cuyo nombre sigue siendo un homenaje a Jarry. La lleva Manou Pouderoux, una joven admiradora del surrealismo que les dio carta libre para hacer exposiciones. La primera se inaugura el 1 de julio, con grabados de Styrsky y un catálogo con texto de Péret. Esta es otra exposición, al año siguiente, con imagen de Jacques Hérold:


Precisamente Jacques Hérold había presentado su Vaso de Alfred Jarry en Bruselas en diciembre de 1945, dentro de la exposición colectiva organizada por Magritte, Nougé y Mariën. Con el título de Mimetismo del objeto podían verse, en sendos dibujos, los vasos de Paolo Uccello, André Breton, Benjamin Péret, el Marqués de Sade, Mademoiselle de Sombreuil ("la heroína del vaso de sangre") y Alfred Jarry. Son reproducidos en el número 4 de Néon, aunque sin el de Uccello:





Pero volvamos unos años atrás, a 1944, en que E.L.T. Mesens edita Messages from Nowhere como homenaje a Jarry, traduciendo pasajes de Lesminutes de sable mémorial y la siempre vigente Canción del descerebramiento. Esta es una publicación muy importante en la historia del surrealismo británico, con ataques a Toni del Renzio, un texto de Breton, poemas y dibujos de los surrealistas ingleses, etc.


En 1945, el gran André Frédérique prologa las obras poéticas completas de Jarry, y en 1946 aparece en Les deux soeurs este hilarante relato de Louis Scutenaire, con Ducasse y Jarry convertidos en sanguinarios caníbales:






Algo académico a su lado, pero muy significativo, es este trabajo del dúo Marcel Jean-Arpad Szenes, publicado dentro de la sección de "Maestros de la mitad del siglo" del Almanach surréaliste du demi-siècle, él mismo un homenaje a Jarry, ya que André Breton no hacía más que seguir la idea del Almanaque del Padre Ubú elaborado por Jarry en 1900:





Este mismo año central, se publica esta curiosa nota en el número 7 de Cobra:


L. Z. es Luc Zangrie, o si se prefiere el cineasta Luc de Heusch, quien, tras haber trabajado con Henri Storck, dirigirá la única película Cobra (Perséfona) y acabará haciendo documentales en el Congo belga, anunciados en la segunda espiral.

También en 1950, Pierre Faucheux propone, para una edición de los dos principales ubúes, un collage de título en "gidouille", es decir, con la panza de Ubú. Como explica Jerôme Faucheux, "no son caracteres recortados en los periódicos, sino que Pierre Faucheux ha hecho componer los textos en el cuerpo y los caracteres escogidos, los ha hecho imprimir sobre papeles diferentes y luego ha realizado el collage, lo que explica esa mezcla de rigor y de fantasía en la forma, que es por tanto una construcción tipográfica":


Veinte años después, o sea en 1979, Pierre Faucheux volverá sobre otra edición, esta vez total, de los ubúes, en que la "gidouille", aunque de modo muy discreto, sigue estando presente:

"Soapbox", 231-233





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