En este recorrido parisino bajo el signo del agua, la nostalgia y la risa de que hablaba Alexandrian son una constante. Surgen los típicos personajes de Dubois y se producen los hechos más portentosos, las apariciones más inesperadas, los encuentros más absurdos. Todo es posible en esta galería que nos ha permitido refrescar el mes de agosto, incluso con incursiones marinas como las del Boulevard Grenelle o la del Quai d’Orsay lleno de focas, y sin que tampoco falten los característicos guiños al surrealismo, a la manera de las citas que muchos músicos de jazz introducían en sus solos improvisados.
No olvidemos que Lous Dubois es también un poeta, maestro del calembour, por lo que no ha podido ni querido escapar a la tentación de añadir al dato que localiza las fotos otro pie lateral con una leyenda en que reinan mayoritariamente esos malabarismos lingüísticos, añadiéndole así otra dimensión a las imágenes.
Edición apaisada y correcta de las nuevas ediciones Place para estos 32 collages que llevan al final una nota de Cyrille Zola-Place.