Quantcast
Channel: Surrealismo Internacional
Viewing all 1427 articles
Browse latest View live

Roger Caillois, visto por Pellegrini

$
0
0
El surrealismo académico (y la Academia en general) aman mucho a Bataille y a Caillois, como a Éluard y a René Char. La progresiva sacralización termidoriana de Roger Caillois hace conveniente recuperar este magnífico artículo de Aldo Pellegrini, muy poco conocido y que publicó en el número único de La Rueda, en el año de 1967.
Nadie puede discutir la brillantez y el interés de muchos trabajos de Caillois, pero de ahí a convertir a este espantapájaros cartesiano en un teórico del surrealismo va un intransitable trecho. En Caleidoscopio surrealista ya señalamos las reservas y los rechazos de nombres del surrealismo que no son de los menores. Reproduzco la entrada, que acababa precisamente manifestando el deseo de dar a conocer íntegro el artículo del maestro Pellegrini, lo que puedo ahora hacer.

*

Roger Caillois (1913-1978). Si es inadecuado hablar de Bataille como perteneciente al surrealismo, ya sí que resulta inaceptable, como hace Alexandrian, decir lo mismo con respecto a Roger Caillois, de cuyo “cerebro de filisteo” y “vanidosa inanidad” despotricaron Georges Goldfayn y Gérard Legrand en 1953. Por los mismos tiros van César Moro, quien, ya en 1944, despreciaba su “lenguaje normalista” y lo veía como “un enemigo de la poesía y un pedante”; Breton, que en 1948 hablaba de él como un “viejo literato”; Mário Cesariny, que lo pulveriza en un gran artículo de 1957 sobre Lautréamont; Vincent Bounoure, que lo llama “literato racionalista”; y el citado Legrand en su nota del Dictionnaire général du surréalisme et de ses environs, donde alude a su espíritu dogmático y por entero cerrado a la poesía, tras haberlo llamado “personaje odioso y grotesco” en Le Libertaire, indignado por su artículo de 1952 “La revuelta de las pantuflas”. Para olvidar –como Les impostures de la poésie (1945) y L’incertitude qui vient des rêves (1956), de reveladores títulos– es su triste “Arte poética” de 1958, si no fuera porque motivó, en el n. 7 de Bief, una divertida parodia ducassiana de Breton y Schuster. Añadamos a esto la impresión repulsiva de su libro La communion des fortes, tildado de fascista.
José Pierre, que ya había atacado en el tercer número de L’Archibraslas “conclusiones reaccionarias” de otro de sus libros (L’homme et le sacré),veía así, en 1973, a este orgulloso funcionario de la Unesco: “Hay dos hombres en Roger Caillois: uno que sospecha en el universo de las formas naturales y de las conductas humanas alarmantes anomalías, otro que usa sabiamente oropeles racionalistas para enmascarar la inquietud levantada por tales hipótesis. El primero participa en el surrealismo de 1932 a 1939, favoreciendo en este movimiento el interés creciente por el mito. El segundo ha entrado en la Academia Francesa en 1972”. El primero –brillante ensayista en los nn. 5, 7 y 9 de Minotaure–, todo hay que decirlo, le manifestaba a Breton, en 1965, su “constante, imperturbable fidelidad” (dedicatoria de Soleils inscrits), y en 1966 “la estima y la admiración de su viejo amigo Roger Caillois” (dedicatoria de Pierres), lo que hasta podría acabar por hacérnoslo simpático. Solo que, al morir Breton, publicó un largo texto titulado “André Breton. Divergencias y complicidades”, traducido en el suplemento literario de La Nación de Buenos Aires, que el siempre alerta Pellegrini no dejó pasar sin triturarlo con la rueda de La Rueda, su última revista: “El Breton de Roger Caillois o incomprensiones y candideces”. Este es el texto definitivo sobre Caillois y el surrealismo, mostrando la irrelevancia de su participación en el surrealismo y la relevancia en cambio de Las imposturas de la poesía. “Partiendo del principio de la banalización de lo existente, Caillois arremete contra los seres y las cosas, contra los mitos y lo sagrado. Con su mentalidad de naturalista arranca, seca, rotula y embalsama todo lo que está a su alcance. Entomólogo consumado, descubre que las ideas –quizás por su calidad aérea– deben ser tratadas como insectos. Solo ve el aspecto exterior, y su incapacidad de experimentar el fenómeno del deslumbramiento, lo hace renegar de toda posibilidad de que exista «un interior de las cosas», algo más allá de toda apariencia. No es extraño así que lo fantástico sea para él tan solo un juego intelectual sin trascendencia (de ahí su predilección por Borges)”. Pero el artículo de Pellegrini habría que reproducirlo por entero.





Reivindicación de Enrique Gómez-Correa

$
0
0

Aunque el diccionario de “Surrealistas” de la enciclopedia nipobritánica del surrealismo consta de 889 páginas, no hubo espacio para dedicar ni unas someras líneas a la figura enorme y absolutamente surrealista de Enrique Gómez-Correa, relegado a una simple contextualización en la visión panorámica de Chile.
Como desagravio y homenaje, hemos elaborado dos pdfs.
El primero es de carácter propiamente documental. Las imágenes hablan por sí solas, excepto la última, una foto en que vemos al grupo Mandrágora en la inauguración de la exposición surrealista de 1943, con, de izquierda a derecha, Juan Sánchez Peláez, Enrique Gómez-Correa, Enrique Rosenblat, Braulio Arenas, Teófilo Cid y Jorge Cáceres.
El segundo es, para que se enteren algo los lectores de la lengua imperial, uno de los poemas extensos de Gómez-Correa en versión inglesa de Susana Wald y con preciosos collages de Ludwig Zeller. Mother Darkness (es una pena no se haya hecho una publicación bilingüe) lo editó Oasis en Toronto, año de 1975.

Poemas de Steven Cline

$
0
0
Steven Cline, collage

Acaba de publicarse un poemario de Steven Cline, precedido de una interesante nota sobre su práctica poética. El enlace de Peculiar Mormyrid permite también el acceso a la versión digital.
Steven Cline, collage

Ludwig Zeller (1927-2019)

$
0
0
Composición de Édouard Jaguer

El surrealismo acaba de perder a uno de sus nombres más señeros, de obra generosa e inmensa. Próximamente le haremos aquí un sucinto homenaje.

Ludwig Zeller, 2010,
foto de Enrique Lechuga

Una biografía de Mário Cesariny

$
0
0
António Cândido Franco, quien desde hace muchos años presta una atención de importancia capital al surrealismo lusitano, acaba de publicar una gran biografía de Mário Cesariny, a quien conoció y sobre cuya obra ha escrito en repetidas ocasiones, siempre con lucidez y plena comprensión. O triângulo mágico es su segunda incursión en el género, tras la biografía que hace muy poco consagró a Agostinho da Silva, un pensador extremamente singular que me sorprendió muchas veces a lo largo de mis años de viajes portugueses.
Visto como “gran mago del amor, de la poesía, de la libertad”, Cesariny recibe aquí un tratamiento entusiasta que, a lo largo de cerca de 500 páginas, no deja resquicios por explorar, la labor de documentación siendo tan exhaustiva como acertada la estructuración, que va combinando linealidad con enfoques temáticos del modo más habilidoso.
No es fácil hablar del surrealismo sin meter el remo, a veces de la manera más baja y estulta que se puede esperar (y no digamos cuando el objeto es André Breton, la gran bestia negra de los memos). Lo hacen hasta quienes se consideran más expertos. António Cândido Franco destruyó algunos prejuicios sobre el surrealismo en Portugal que hacen ya imposible prescindir de sus trabajos, y sus consideraciones sobre el surrealismo son penetrantes y certeras. Nada que ver con los paisajes mentales de la tontería que se manifiestan hasta donde menos se los espera. Solo discrepo de él cuando, aquí, afirma que el surrealismo de entreguerras fue “mucho más pobre y estéril en términos de ideas” que en el período posterior a la finalización de la segunda de esas mundiales guerras. Si a nuestro biógrafo se le debe la reivindicación justísima de ese segundo período, creo que esta afirmación significa caer en otro extremo igual de erróneo. Por otro lado, aunque solo en una ocasión (se trata de un tópico archirrepetido, y que esgrimía el propio Cesariny de vez en cuando), se habla del “surrealismo francés”, cuya inexistencia tan solo es comparable a la de dios, habiendo sido el grupo de París de la era Breton un crisol de surrealistas de todas partes. Pero nuestro biógrafo utiliza el tópico en un sentido meramente práctico, para dar a entender la oposición que a veces se dio entre Lisboa y París.
Uno de los méritos de la biografía reside en la indagación que António Cândido Franco va haciendo de los poemas de Cesariny. La obra literaria de Cesariny no está muy estudiada, y aquí se cala bastante hondo en su lenguaje poético y en algunos de sus poemas emblemáticos, contextualizándolos perfectamente y dando claves muy valiosas. (También se echa en falta un buen estudio sobre su obra crítica, que es riquísima, pero todo llegará.)
Ya los inicios de Cesariny fueron subversivos, pero en su caso de subversión de los patrones neorrealistas, donde era difícil no situarse a fines de los años 40. Siguen en la vida del poeta la revelación del surrealismo, al que mantendrá fidelidad absoluta hasta la muerte; la fascinación por Breton, Artaud y Brauner; la creación del Grupo Surrealista de Lisboa; la práctica de juegos y en especial la del cadáver exquisito; las dos exposiciones de Os Surrealistas; la publicación de A afixação proibida, texto decisivo, y los poemas de Corpo visível; las tertulias del Café Gelo y el Café Royal; Titânia; la revista Pirâmide; Pena capital; A intervenção surrealista... En fin, todo el mosaico fascinante de fines de los 40 a fines de los 60, cuando se abre para él un período de pleno internacionalismo, a raíz de la conexión con Sergio Lima y la exposición de A Phala. Simultáneamente, Cesariny transita del verso a la pintura y expone por primera vez. Su biógrafo, que ha ido deteniéndose en todas las figuras portuguesas que tuvieron relación con él, muestra cómo ese internacionalismo le permitió también salirse de un medio que con los Pachecos y los Martinhos, en truculentas historias que nunca entendí mucho ni me parecían dignas de mayor interés. Estamos en el capítulo “Subversión internacional”, y comienza a apreciarse aquí la importancia excepcional del epistolario con Laurens Vancrevel, recientemente editado y al que recurre António Cândido Franco con mucha y siempre oportuna frecuencia. Casi tan trascendente fue para Cesariny la relación con Édouard Jaguer, hombre de ferviente internacionalismo, que lo apoyaría y a quien supo en una de sus cartas distinguírmelo rotundamente de los Pierre y los Schuster. Otro nombre del surrealismo iluminado en estas páginas es Ted Joans, que lo admiraba y visitó en Lisboa.
La ineludible fecha de 1974 encuentra a un Cesariny en plena ebullición, sin que pueda acusársele mucho de ingenuidad al creer que aquello iba a parar a otro sitio que a la cloaca de una democracia capitalista (cuyos efectos, por cierto, serían en algunos aspectos aún más letales que los de la interminable dictadura). Realmente, la alternativa estuvo entre eso y algo todavía peor: el estalinismo, que a él lo hubiera como mínimo encarcelado. Muy divertido (no tenía noticia de ello) es su encontronazo con el horroroso Saramago. Y la antena de António Cândido Franco capta a la perfección tanto la calidad inmensa del gran texto que Cesariny presentó al Congreso de los Escritores Portugueses (y que Franklin Rosemont publicaría en Arsenal) como su estrecha conexión con una de las obras suyas que más me conmovieron en su día: la Horta de literatura de cordel (1983), cala soberbia en la menospreciada literatura tradicional popular. Quien ha disfrutado de la correspondencia de Cesariny reconoce a lo largo de esta biografía la presencia de todas sus obsesiones. Así, ahí están las bestias negras de António Pedro, José Augusto França o el italiano Tabucchi. Ya a nuestros años de intercambios pertenecen los noa-noas, que yo he reeditado en Surrealismo: el oro del tiempo, y que fui recibiendo puntualmente, pero antes Cesariny ha estado en la exposición internacional surrealista de Chicago, ha viajado a México, se ha encontrado con Granell (el biógrafo registra algunos de los dislates conformistas de este en sus últimos años, como lo de que “el porvenir español está en la comunidad europea” o su apoyo a los magnates de Kuwait y su aliado hispano, de que yo no tenía noticia). Pero sobre todo interesa lo relativo a la elaboración de esa obra fenomenal que fue Textos de afirmação e de combate do movimento surrealista mundial,una obra que fue para mí toda una revelación cuando la leí en la Lisboa del otoño de 1979. Tanto se nos había repetido que el surrealismo había muerto, que fue para mí una sorpresa descubrir que estaba aún vivo y coleando, impresión complementada cuando conocí muy poco después a Granell en Tenerife, afirmando en voz alta su surrealismo.
Explora muy bien António Cândido Franco la relación con Vieira da Silva (una invención “surrealista” de Cesariny, ya que esa de surrealista no tenía nada, y lo mismo su marido), la disyuntiva Pascoaes/Pessoa y la feroz, radical crítica de la “modernidad” y del “progreso”, con la apelación esa sí que muy acertada y surrealista al pre-rafaelismo. Poca importancia hay que dar a sus descarríos finales, desde que en 1986 engrosó una de aquellas siniestras comitivas de artistas e intelectuales que acompañaban en sus viajes al político Soares, ejemplo del deshonor  a que la inmensa mayoría de ellos se ha prestado cada vez más, siempre ansiosos por recoger las migajas del poder político, pero que no era de esperar en Cesariny. En 1995, o sea con veinte años de retraso, dejaría de votarle a estos energúmenos profesionales.
He señalado en esta rápida supervisión de O triângulo mágico ante todo lo referente al surrealismo, pero está claro que hay infinidad de asuntos más, que al final incluso se desdoblan en unas eruditas y siempre sugerentes anotaciones.Esta sólida biografía, que nos da un retrato magnífico de una personalidad incomparable (mejor título de la presente reseña sería “La biografía de Mário Cesariny”), concluye con una completísima sección bibliográfica de y sobre nuestro gran poeta y surrealista.

Un homenaje a Ludwig Zeller

$
0
0
Sasha Vlad, El banquete, 2007
(celebración de L. Zeller en su 80 aniversario)

Prestamos homenaje a Ludwig Zeller de la que consideramos mejor manera posible: presentando una serie de piezas que para muchos es de difícil acceso. La obra de Zeller es muy vasta y está llena de pequeñas ediciones, algunas de carácter artesanal, que ojalá se nos hagan algún día disponibles.
De sus poemas elegimos tres maravillas, aparecidas en sus ediciones Oasis: Nómades en el mándala, de 1978, con collages y dibujos realizados en colaboración con Susana Wald; Sílaba incandescente del deseo, de 1981, con “mirages” de ambos y traducción inglesa de Beatriz Hausner; y Eugenio Granell o la invención del dado, de 1982, con dibujos de Susana Wald y de nuevo traducción al inglés de Beatriz Hausner. Este último nos sirve a la vez para rememorar a otra figura extraordinaria del surrealismo, siendo lo ideal tener también a mano las pinturas de Granell que inspiraron los poemas de Zeller.
El dossier misceláneo incluye los siguientes documentos:
* La presentación en el Bulletin de Liaison Surréaliste, febrero de 1974.
* El collage goethiano en uno de los 11 Dominios de la Vigilancia Surrealista incluidos en el poderoso catálogo de la exposición mundial surrealista de Chicago, 1976 (exactamente, en el dominio del bluesman Peetie Wheatstraw, yerno del Diablo).
* La noticia, en el n. 2 de Surréalisme, 1977, de la aparición reciente de Cuando el animal de fondo sube la cabeza estalla. Magnífica, la afirmación de su surrealismo, al final de la nota.
* En 50 collages, 1981, un fino texto de Arturo Schwarz y el magistral, definitivo ensayo de Édouard Jaguer (¿quién hace hoy algo que se compare a esto?). Y añadimos los collages La piedra angular y El gran terminal, ya que Jaguer los comenta en su trabajo.
* El pequeño catálogo de los Miragescon Susana Wald, en la Galerie Surréaliste de Toronto, primavera de 1982.
* La respuesta a la encuesta de Arturo Schwarz sobre arte y alquimia, inserta en Arte e scienza, Arte e alchimia, 1986.
* La portada de Ludwig Zeller, A celebration, 1987, en que su poema “El faisán blanco” “viajaba” a través de infinidad de lenguas y de interpretaciones visuales. El otro día reproduje la contribución de Édouard Jaguer y ahora la de Jules Perahim, soberbia, aunque se prolonga por toda la cubierta.
* De Prohibidos los sueños prohibidos, 2013, su poema sobre Gómez-Correa y el texto que este le dedicó en 1991, nombrándolo “Caballero de la Orden de la Poesía”, que era como consagrarlo en el espíritu de la Mandrágora, la mayor aventura poética surrealista de la América latina.
* Otro modesto catálogo de collages, expuestos en Oaxaca en 2006.
* El muy bello poema que dedica Laurens Vancrevel a su figura y su obra en el n. 6-7 de la tercera serie de Brumes Blondes, 2007.
Añado las respuestas de Ludwig Zeller y Susana Wald a un cuestionario formulado en 2012 por Ana Borges Rodríguez, e incluido en el apéndice de su tesis doctoral sobre Mandrágora, que yo le dirigí por entonces. Y de nuevo el enlace de Mother darkness, el poema de Gómez-Correa ilustrado por Zeller.
Como nota final, señalemos que en la reciente enciclopedia internacional del surrealismo hay una buena semblanza de Zeller, realizada por Max Scur.

Cartel de 1972

“Soapbox”, 140-142

$
0
0
Los tres números estivales de Soapbox traen muchas novedades, aparte ser, como siempre, una invitación a la poesía.
Destaquemos:
De Jean-Yves Bériou y Georges-Henri Morin, Nuit de Chine, en Animal Sospechoso, Barcelona.
De Pierre Peuchmaurd, Les cordes de patience, en L’Oie de Cravan, Canadá.
De Anne-Marie Beekman, Voyant-la-vue, también en L’Oie de Cravan.
De Joyce Mansour Spirales vagabonds, reunión de sus textos complementarios, o sea los no reunidos en las “obras completas” de Acte Sud; se encarga de la edición Marie-Laure Missir (lo que ofrece pues las máximas garantías) y edita Jean Michel Place. Una buena reseña de esta importante publicación: Joyce Mansour contre cadres.
De Hervé Delabarre, Du string, en Sonambula, y Alors, con doce tintas suyas, en las ediciones de la revista À l’Index.
Una jugosa reseña de Alain Joubert sobre los libros recientes de Alice Massénat, Hervé Delabarre y Jorge Camacho: trois du maquis.

*

Exposición actual en Vancouver, con artistas de los que solo conozco a Rik Lina y Leo Labelle:
Y este corto sobre Georges Malkine:
malkine

“Infosurr”, 138

$
0
0

Karl-Otto Götz, dibujo, 1992
Como casi siempre, el boletín de Infosurrofrece artículos muy meritorios y nos aporta informaciones que se nos han escapado, y no de la menor importancia, como en este caso la del fallecimiento hace ya veinticuatro meses de Karl-Otto Götz... a los 103 años, batiendo pues el record de Dorothea Tanning (cuando alguien muere a los 103 años, la gente hasta se ha olvidado de que estaba vivo). Traza la semblanza Richard Walter, con toda pertinencia.
Los otros dos artículos de fondo que deben señalarse son el de Pierre Vandrepote sobre el también desaparecido Jean-Claude Barbé y el de Jean-Pierre Lassalle sobre la correspondencia de Breton con Tzara y Pîcabia. Vandrepote es el más indicado para evocar a Barbé, y Lassalle hace una reseña magistral e incisiva como de costumbre.
No faltan los varapalos al confusionismo reinante: de Laurens Vancrevel a la Fundación Gulbenkian por su lectura del surrealismo lusitano y de Richard Walter al autoproclamado “Museo surrealista François Boucheix” en Vichy.


Tomamos nota de publicaciones no registradas aquí, y no son pocas: la “a-novela” Ja, Ick Wil, de Wijnard Steemers, comentada por Vancrevel; L’animal de compagnie, relato erótico de Léo Barthe (Jacques Abeille), también comentado por Vancrevel; The complete storiesof Leonora Carrington; Chemins de nuit et leurs stations, de Hervé Delabarre; Métaux adjacents, de Jean-Pierre Le Goff;y L’oiseleur de tempêtes, de Jean-François Paradoux en la colección de Jacques Lacomblez L’Echelle de Verre, reseñado por Ludovic Tac.
Infosurr no es solo un boletín informativo, sino también lúcido y combativo, cuya lectura siempre nos enriquece.



















Karl-Otto Götz, Paisaje dormido, 1942


"Dreamdew", 18

$
0
0

Agosto se agita gracias a Soapbox, a Infosurr, a Dreamdew, y es que nada que ver tiene el surrealismo (esa resistencia al oscurantismo del mundo) con los ritmos de la civilización burguesa, afortunadamente. En esta nueva entrega de Dreamdew concluye el ensayo de Georges Sebbag, pero hay más material enjundioso.
dreamdew 18

Antoni Zydron, El biombo del Dr. Freud, 1989

Agosto de 1919: Jacques Vaché, “Lettres de guerre”

$
0
0
Le decía Claude Tarnaud a Franklin Rosemont, en 1963, que la biblioteca “esencial” del surrealismo la formaban Arcane 17, las Poesías de Isidore Ducasse y las Cartas de guerra de Jacques Vaché. Que había infinidad de libros surrealistas dignos de ser leídos, pero que esos tres son los que lo llevarían más lejos, los que eran para él necesarios.
Rosemont dedicó a Vaché un gran libro: Jacques Vaché and the roots of surrealism, que incluía las cartas de guerra de Vaché traducidas por Guy Ducornet. Esta obra se publicó en 2008 y disfrutaba pues del acceso a los grandes trabajos de Georges Sebbag, quien en 1989 había publicado el formidable L’imprononçable jour de sa mort, Jacques Vaché, janvier 1919 (con el facsímil de la increíble carta-collage de André Breton) y la edición definitiva de las Lettres de guerre, a la que siguió en 1991 la de las 43 cartas de guerra a su amiga Jeanne Derrien.
Se cumplen este mes los cien años de lasLettres de guerre de Vaché y lo menos que puede decirse es que son hoy tan actuales como entonces. ¿O más? Vaché permaneció incólume al dadaísmo, y es tal su importancia en la génesis y el desarrollo del surrealismo que la reciente enciclopedia internacional del surrealismo hubiera debido tener la audacia de incluirlo en el capítulo de “Surrealistas” (al que pertenece con más derecho que al menos una cuarta parte de los allí presentes) y no en el de “Precursores”.
Naturalmente, Tarnaud le recomendaba a Rosemont la edición que en 1949 había aparecido con los cuatro magníficos textos de Breton, y que en 1970 iba a reeditar Losfeld. Un libro en efecto, imprescindible siempre.




J. Karl Bogartte: “Spirits in the Albino Hotel”

$
0
0
Una nueva publicación de J. Karl Bogartte es siempre un acontecimiento, hasta tal punto se han hecho raras (desgraciadamente) las expresiones contemporáneas de ese romanticismo revolucionario de raíces góticas que ha sido uno de los mejores hontanares del surrealismo. Volveremos sobre este nuevo título –Spirits in the Albino Hotel. Throwing antlers–, en que se combinan poemas en prosa, fragmentos poéticos y aforismos, hoy limitándonos a señalar la aparición del libro y reproduciendo estas bellas palabras de Patrick Lepetit sobre este gran maestro del automatismo:
“«El exilio es un río lejano». Lo que más me sorprende de los textos de J. Karl, en los que la mente puede seguir una mecha encendida fuera de los niveles conscientes, es que, para mí, un francés, sin duda suenan rimbaldianos, a un Rimbaud justo al borde del silencio. Al igual que los Silenciosos, esas extrañas figuras que se ciernen en el fondo de sus fotomorfosis como si salieran de nuestros sueños más extraños y maravillosos, o que vagan cerca del lado tenue de la conciencia, J. Karl parece ser el que explora el lenguaje y las profundidades de un paisaje interior en que su Hotel Albino se parece mucho al Hotel del Universo de Arturo en Adén, mientras escucha por la noche la luz de las primeras estrellas, para pararse exactamente en ese punto donde lo real y lo imaginario dejan de ser percibidos como contradictorios –precisamente el punto donde sus imágenes sobresalientes y torrenciales de deseo siempre se están extendiendo. Y nuestra recompensa es una procesión de miradas peligrosas.
La poesía de J. Karl: un acertijo para el basalto obsesivo y la fluorita de las delicias significativas, una fábula brillante para la elaboración de brujas y similares...”
(“Exile is a distant river”. What strikes me most with J. Karl's texts, in which mind is allowed to follow a lit fuse outside of conscious levels, is that, to me, a Frenchman, they undoubtedly sound Rimbaldian - a Rimbaud right on the brink of silence. Together yet with Les Silencieux, those strange figures looming in the background of his photomorphoses as if out of our weirdest and most marvelous dreams or wandering near the tenuous side of consciousness, J. Karl seems, he who explores language and the depths of an inner landscape where his Hotel Albino looks very much like Arthur's Hotel de l'Univers in Aden while listening at night to the light of the very first stars, to stand exactly on that point where the real and the imaginary cease to be perceived as contradictory - precisely the point where his outstanding and torrential images of desire always overreaching are gushing forth. And your reward is a procession of dangerous glances.
J. Karl's poetry: a riddle for obsessive basalt and the fluorite of meaningful delights, a brilliant fable for crafting witches and the likes!)

Evocación de Antoni Zydron

$
0
0
De pie: Paul Goodman, Antoni Zydron, Renate Deuter,
John Welson, Tony Pusey, Gerda van der Krans,
Dabe Bobroske y Adrienne Blake;
delante: Rainer Wicherung, Rik Lina
y Kathy Fox

Para dar noticia recientemente del último número de Dreamdew, elegí una imagen de Antoni Zydron, El biombo de Freud. Rik Lina me escribía al punto, señalándome que lo había conocido bien y que hoy es una figura algo olvidada. Como ejemplo, la enciclopedia británica del surrealismo ni lo nombra en sus más de mil ochocientas páginas (entre otras cosas, porque Polonia es uno de los países no tratados específicamente).
Antoni Zydron (1936-2001) fue uno de los nombres fijos de Phases (y su correspondiente en Polonia), y de él dijo Édouard Jaguer: “Zydron no es realista. Surrealista, levanta su imperio en el corazón mismo de la realidad, mientras que el realista se duerme en la superficie”. En la representación que de Phases hubo en la exposición mundial de 1976 en Chicago, Jaguer lo eligió naturalmente entre sus artistas surrealistas. Reproduzco la página Phases de Marvelous Freedom. Vigilance of Desire, y más material de interés, al haberme remitido Rik Lina varias instantáneas de la exposición.
El documento adjunto se compone de las siguientes imágenes, perteneciendo las cuatro primeras, como la que encabeza esta nota, a la exposición Phases en la Galery 13 (Hannover), 1992:
- Foto con A. Z., Rik Lina, el galerista Rainer Wichering, Dabe Bobroske y John Welson.
- Foto con Rik Lina (instalando una obra de A. Z.), A. Z., Renate Dauter (frente a una pintura de junglas de Rik Lina) y Gerda van der Krans (frente a una pintura de Philip West).
- Rik Lina fotografía una obra de A. Z.; a la izquierda una pintura de Dave Bobroske y a la derecha un dibujo de Pardo Jackson.
- A. Z. y Rik Lina.
- Obra muy característica de A. Z. en la casa de Édouard Jaguer, fotografiada el 16 de enero de 2002.
- Página Phases en el catálogo de Chicago.
- Página de A. Z. en el catálogo Phases. L’experience continue, 1988.
- Página de A. Z. en el catálogo Phases à l’Ouest, 2008.
- El árbol fúnebre, libro objeto, 1978.
- Cuadro con cola, 1985.
- Gouache en cartuchos de papel, 1994.
- Portada y contraportada del n. 39 de Infosurr, enero-abril de 2001, con una imagen y la semblanza realizada por Édouard Jaguer.
antoni zydron


Septiembre a la vista

$
0
0


*


*


*

Alfonso Peña, infatigable, acaba de publicar, en la Universidad Autónoma de México, este libro, donde dialoga con una serie de estudiosos del surrealismo y de figuras del movimiento surrealista, siendo estas en concreto Amirah Gazel, Beatriz Hauzner, Nelson de Paula, Enrique de Santiago, Zuca Sardan y Rodrigo Verdugo:


*

Sobre Christian Dotremont:

Janowski / Dubois: la Mano de la Felicidad

$
0
0

Guillaume Apollinaire se hubiera refocilado con este cuaderno de poemas eróticos y subversivos que además dialogan con una tanda de collages de Lou Dubois de las mismas características. En una época en que la pudibundia y el puritanismo afilan sus uñas, recibimos estos poemas como una vaharada de aire fresco, ya que hasta no poco surrealismo parece a veces aquejado de circunspección ascética.
Yanowski no tiene nada que ver con los poetas de agua dulce (cuando no de agua bendita), y no olvida que, por mucho que haya enemigos nuevos, debe practicarse siempre el saludable deporte de pisotear a la vieja trinidad infame. Patria, familia y religión se van en estos poemas directamente a la cloaca, en este caso con un fervor más propio de Sade y el surrealismo que del vate trepanado.
La sorna de Janowski ya comienza en el epígrafe, del sensato Montaigne: “Le monde n’est qu’un branloire pérenne”, y se ceba en todas las galas de occidente, incluidas sus glorias filosóficas (Newton, Descartes, Kant, Hegel, Nietzsche), y en cuanto a los collages de Dubois, no sorprende que estén salpicados de guiños al surrealismo. Recordemos que el cuadernillo del primer disco del dúo de cabaret expresionista de Janowski (Le cirque des mirages), titulado Fumée d’opium,ya disfrutó de su invalorable colaboración .
En diciembre presentará Lou Dubois en Les Yeux Fértiles una nueva exposición, inspirada en la baronesa dadá, a la que prestaremos adecuada atención.

Aux cents délices de Sapho

“Je préfère encore / La vérole ou la syphilis / Plutôt que de me voir flanquer / D’un morveux qui pleure et qui pisse / Car au poète il ne sied point / D’aller torcher le cul des mioches / Mais plutôt de gicler à poing / Des vers foireaux de ses balloches / Ta main branleuse chèr’ Manon / Vaut toutes les contreceptions”
“Ce foutre qui coule serein / Il est semblable à l’eau bénite / Aussi dire que tes reins / Doux réceptacle de ma bite / C’est pourquoi quand d’autres faux culs / Plongent leurs doigts au bénitier / Moi je les fourre dans ton cul / Et prie la Sainte Trinité / Ta main branleuse dont s’éprit / Le rejeton du Saint Esprit”
“Que n’eût écrit ce cher Hegel / Dans ces possiéreux parchemins / Si au lieu de se branler seul / Il eût sollicité ta main / Car plutôt qu’hésiter sans cesse / Entre Sodome et gymnastique / Il eût choisi ta main pécheresse / Pour rèsolution dialectique / Ta main qui frêle m’apostrophe / Dépasse tous les philosophies”
“Quand viendra la mort imbécile / Avec son ossuaire et sa faux / Je repenserai vieil indocile / Aux cent délices de Sapho / Puis prenant mon vit à deux mains / Tandis que je monterai au ciel / Je bénirai tous les humains / En me déchargeant le missel / N’appelez point tous les conciles / Quand viendra la mort imbécile”
ta main branleuse

Filles de joie et traîne-rues

*



El dibujo surrealista en 2019


“Analogon”, n. 88

$
0
0
Dedicado al “Oro del tiempo”, he aquí el nuevo número de la revista del grupo surrealista checo y eslovaco. En el complemento, se incluye un homenaje a Aurélien Dauguet, por Guy Girard y Bertrand Schmitt.

Susana Wald,
El oro del tiempo (Homenaje a Breton), 2002

Nanos Valaoritis (1921-2019)

$
0
0
Otra gran figura del movimiento surrealista, y la más importante del surrealismo en Grecia junto a Andreas Embirikos, falleció el pasado viernes, a los 98 años.
De profusa obra en poesía y en prosa, Valaoritis está bien representado en traducciones al francés y al inglés.


La Rosa Imposible, Péret en Nantes, Annie Le Brun, Endre Rozsda, Marco Ristic

$
0
0
Aunque me produce dentera lo de “Jornadas europeas del patrimonio” (y poco me convence lo de “culturas surrealistas”), y aunque me desagrada remitir a “facebook” y similares, he de registrar estos eventos en que participan Virginia Tentindó, Joël Gayraud, Michel Zimbacca y nada menos que el gran André Mimiague, cuya conferencia sobre el surrealismo y el budismo zen, el próximo domingo, merece por sí sola una visita a la Maison André Breton:
Maison 1713

Digigrama de André Mimiague,
en La forêt carnivore, 1972

Digigrama de André Mimiague,
en La forêt carnivore, 1972

*

Si Péret ya está presente en las jornadas de la Maison André Breton, también este sábado se lo recuerda en Nantes (cerca de su lugar natal), dos días después de los 60 años de su muerte:


*

Interesante entrevista reciente con Annie Le Brun, muy lúcida como de costumbre, aunque con el si no del final a lo Doctor Pangloss, tan típico, paradójicamente, del discurso “radical” (si la libertad fuera más “contagiosa” que el servilismo, ¿estaríamos donde estamos ahora, y donde se ha estado más o menos siempre?):

*

Más sobre Endre Rozsda, en Mélusine:

*

Descubrimiento de esta obra de Marko Ristic, hecha cuando ya se alejaba del surrealismo:

Leo Labelle

$
0
0
Leo Labelle, El encuentro, 2012

La revista Voyzx acaba de dedicar un número a Leo Labelle, una de las figuras fundadoras del grupo surrealista de la Costa Oeste canadiense.
El escaso conocimiento que teníamos de la obra de Labelle queda superado con este excelente número, que incluye muchas imágenes, una entrevista extensa y un ensayo inteligente de Vladimir Kolosov, quien no hace mucho tiempo nos brindaba también una muy útil historia del West Coast Surrealist Group. La revista puede consultarse libremente, pero además doy el enlace de la página de este singular artista, que completa perfectamente su imagen.

El dibujo surrealista en Saint-Ouen

$
0
0
Como anunciamos, el pasado jueves se inauguró en Saint-Ouen la exposición internacional del dibujo surrealista en 2019. Ofrecemos hoy las piezas de Sasha Vlad y Mitzura Salgian: tres cadáveres exquisitos cuyos títulos también han seguido el clásico procedimiento.


Sasha Vlad / Mitzura Salgian,
Aptly revealed but not chromatically challenged

Sasha Vlad / Mitzura Salgian,
Invisible bees anticipating  a staged interruption

Sasha Vlad / Mitzura Salgian,
Remote possibilities for the beginnings of cartography
Viewing all 1427 articles
Browse latest View live